Dedicado a la oración preferida de María Santísima, que por desgracia cada vez se reza menos, para agradecer, pedir gracias, ganarse el Cielo y divulgarla a todos
¿Cómo podemos estar espiritualmente preparados para el nacimiento de Jesús? Cuando estaba a punto de nacer, hace más de dos mil años, el mundo vivía su rutina normalmente, sin sospechar nada... Pero María, que lo llevaba en su vientre, esperaba con alegría el nacimiento del Mesías, anunciado por los profetas y esperado por Israel.
Han pasado muchos años, pero el mundo sigue indiferente a esta llegada de Dios entre nosotros. Por eso, María es quien mejor puede ayudarnos a esperarlo.
María, más que nadie, vivió este tiempo de espera del nacimiento de su Hijo... Por lo tanto, puede enseñarnos a alimentar en nuestro corazón la feliz espera de la llegada del Niño Jesús.
María pasó por muchas pruebas durante este período, pero nunca dejó de confiar en Dios y en sus planes... Por lo tanto, puede enseñarnos a poner toda nuestra esperanza en el Señor, incluso cuando enfrentamos las mayores dificultades y dolores.
María es completamente pura y tiene la mirada fija en el Cielo... Puede enseñarnos a no preocuparnos por lo superficial, sino a dirigir todas nuestras energías hacia la búsqueda de la santidad.
María vivió en silencio el misterio de Dios y supo ser fiel... Puede enseñarnos a pedir la gracia de la fidelidad y a dejar que Dios mismo sea nuestro sustento en este camino.
Durante este mes de Adviento, y mientras
estamos en la novena de Nuestra Señora de Fátima, pensé que podría ser
de provecho dar a conocer algo sobre la profunda tradición que tienen
los coptos en su devoción mariana.
Para los coptos, el tiempo de Adviento está impregnado -e incluso definido- por la devoción a María: lo llaman el mes de Kiahk, o "el mes mariano". Este tiempo está dedicado a Ella y de modo particular al misterio de su divina maternidad.
Etimológicamente, el término Kiahk
se deriva de "Ka-Ha-Ka", el toro sagrado, Apis, un dios egipcio que
representaba la fertilidad, o la generación de la vida. Otro símbolo que
luego fue "bautizado" en sentido cristiano, fue el culto de Osiris,
cuyos ritos se celebraban durante el solsticio de invierno: las semillas
de grano se mezclaban con arcilla humedecida y los celebrantes los
colocaban en un lugar oculto hasta que florecieran, representando a
Osiris que había pasado de la muerte a la vida. Actualmente, la práctica
de sembrar semillas de grano en un lugar húmedo durante el Adviento,
sigue siendo una tradición de los coptos. Y así, literalmente, las
semillas de grano de Osiris se convirtieron en semina Verbi, o sea, semillas del Logos.
La liturgia goza de características
particularmente marianas: por la noche, las iglesias coptas celebran
prolongadas vigilias para el canto de los tasbiha kiahkiyya, o
salmodia de Kiahk, que incluye siete himnos dedicados a la Virgen,
llamados "theotokia". Si nos remontamos hasta el siglo III, descubrimos
que las melodías de estos himnos fueron compuestas por un padre del
desierto, probablemente del monasterio de Scetis, y que las palabras
fueron escritas por San Atanasio.
De esta manera, los theotokia inspiran
varios efectos en los fieles: primero, el honor por su papel particular
en la redención, que resuena en el tono de júbilo que canta a la Theotokos,
término que muchos atribuyen al padre alejandrino, Orígenes (184-254).
En segundo lugar, y de una manera definidamente copta, fomenta un
espíritu muy vivo de acompañar a la Virgen en sus pruebas antes del
nacimiento de Cristo, en su silenciosa meditación del Verbo Encarnado,
en su activa espera del nacimiento de Cristo.
Los coptos llaman al ayuno del Adviento:
el "ayuno de la Virgen", según una tradición que sostiene que la misma
Virgen María habría ayunado durante el tiempo que precedió al nacimiento
de Cristo. Esta creencia, más bien popular, se remonta a un escritor
del siglo XIV, Ibn Siba, quien llama a María "Nuestra Señora, Madre de
la Luz". Según Siba, mientras la Santísima Virgen estaba en la mitad de
su séptimo mes de embarazo, habría sufrido reproches por el misterioso
embarazo, ya visible a todos. En respuesta a tales insultos y reproches,
cuenta que la Virgen habría ofrecido el sufrimiento de este doloroso
tiempo, con un mes y medio de ayuno. De esta manera, los coptos
conforman sus sentimientos a los de la Virgen y de una manera muy
concreta compadecen, se conmortifican, acompañándola en sus sufrimientos.
Igualmente interesante son las
contribuciones de la literatura copta, conservadas en manuscritos. El
himno más antiguo que nosotros conocemos, dedicado a la Virgen María es
el que llamamos Sub tuum praesidium, y se ha demostrado que es de origen copto. El primer testimonio del texto ha sido transmitido en griego y comienza, ὑπὸ τὴν εὐσπλαχνίαν (en el original, la palabra refleja literalmente un sentido mayor de misericordia que de protección).
El texto fue descubierto en papiro egipcio y se data en el tercer
siglo. El fragmento precioso (18 x 9, 4 cm, con 10 líneas de composición
y laceraciones en ambos lados) ha sido objeto de vastos estudios. Es
muy notable el claro consenso de que tanto el tropario como el título
mismo de la maternidad divina de María como Theotokos, son de
origen copto. El profundo significado teológico del texto consiste tanto
en su veneración de la Virgen como Madre de Dios cuanto en su función
de Mediadora; Ella es refugio de pecadores y liberadora de peligros.
La oración, cantada como tropario en los
ritos orientales, se difunde ahora en casi todos los ritos, tanto
orientales como occidentales y se encuentra en los antiguos lenguajes
litúrgicos de los ritos romano, copto, siríaco, armenio, etíope,
ambrosiano y bizantino. Tanto en el rito siríaco como en el rito romano,
el Liber Usualis prescribe su recitación después de las letanías Lauretanas. En el rito copto, la Iglesia ortodoxa omite la oración en su Horologion
(nombre que se le da al breviario oriental), habiéndolo sustituido por
otros textos, mientras que en el rito copto católico se ha conservado la
antigua oración.
Quizás el emblema más querido de nuestra
Señora en el antiguo Egipto, que aparece sea tanto en imágenes como en
la literatura, sea el de Maria lactans (en latín, "lactante"), o Maria galaktotrophousa (en griego "la que nutre con leche").
Este imagen fue una de las preferidas,
en parte, tal vez, porque correspondía con el concreto y dinámico
espíritu egipcio (que había ya venerado a la diosa Isislactans desde
el 700 a.C.) Las representaciones comenzaron a aparecer en los frescos
de los monasterios y en la literatura se la comenzó a invocar con este
nombres desde la antigüedad tardía, a medida que aumentaba la devoción
copta hacia María. Más tarde, a lo largo de los siglos V - VII, encuentra
un significado aún más pleno en el contexto del desarrollo doctrinal de
la Encarnación. Una erudita alemana, L. Langener, ha compilado un
catálogo de 200 páginas de todas las representaciones pictóricas de la galaktotrophousa copta; el equivalente con respecto a los textos, es un trabajo que queda aún por hacer.
Importantes Padres de la Iglesia de
Alejandría, como San Cirilo y San Atanasio, continuamente destacaron la
verdadera humanidad del Hijo, defendiendo la Encarnación e insistiendo
precisamente en la verdadera maternidad de María, la cual es inherente a
la imagen de María lactans. Los tonos apasionados en defensa
de la Encarnación y el papel materno de María, resuenan en una homilía
de San Atanasio escrita después del regreso de su segundo exilio en el
346. Hoy, esta homilía ha sobrevivido en su forma copta original en un
papiro conservado en la biblioteca de Turín. En defensa de la verdadera
maternidad de la Virgen, relata vívidamente el viaje de María y José a
Belén y desarrolla el vínculo entre la Encarnación y la Eucaristía.
Evoca a los Profetas que se unen para cantar alabanzas a la Virgen,
enérgicamente llama a los fieles a contemplar "la pureza que ha
florecido" y termina comparándola con los ángeles: "todos los ángeles y arcángeles tiemblan mientras sirven al que lleváis en vuestro seno, sin
atreverse a hablar en su presencia, mientras que habláis con El
líberamente. Si decimos grandes a los querubines que llevan el trono de
Dios (Sal 80, 1), sois incluso mayor que ellos, porque sostenéis a Dios
en tus manos, si llamamos a los serafines magníficos, sois más
magnífica, porque mientras los serafines cubren sus rostros con sus alas
(Isaías 6, 2), sin poder mirar directamente su gloria divina, no sólo
contempláis su rostro, sino que lo acariciáis y ofrecéis vuestra leche a
su santa boca”. La homilía de Atanasio contempla el misterio de la Encarnación a través de la luz de la Virgen Madre.
San Cirilo desarrolló el mismo tema de María lactans
en varias homilías, con el mismo fin de defender la realidad de la
Encarnación. En estos sugestivos textos, describe de un modo imaginario,
la relación humana entre Jesús y María: cómo se sentó en su regazo,
cómo su pequeña voz la llamó Madre, cómo Ella le enseñó a
caminar. Algunas de las versiones más antiguas de las homilías famosas,
se han conservado solamente en copto, mostrando que éste fue un tema
significativo para la cultura copta. En este sentido, se entiende más
claramente cómo la preparación espiritual para la Navidad de los coptos,
consistía en una contemplación de la Virgen María.
San Proclo de Ciro, obispo de
Constantinopla (434-446), quien defendió la doctrina de Theotokos contra
Nestorio, escribió homilías que también se han transmitido en sus
versiones coptas. Estas homilías han sido recientemente publicadas en
una edición crítica. Una de ellas, que sólo se conserva en fragmentos
coptos, alaba a María como "la parturienta y la Virgen nutricia". Virgen, porque no conocía varón, parturienta, porque estaba embarazada de nueve meses, y nutricia,
porque con sus propias manos Ella envolvió al Niño en pañales, lo
colocó en un pesebre, y lo alimentó con su propia leche. Aquí también
podemos encontrar el equivalente copto del latín Deipara, así como del
griego Theotokos, .
Damiano, patriarca de Alejandría (578-602), continuó dándole énfasis al título de Maria lactans,
defendiendo así la divinidad y la humanidad de Cristo. Aunque el texto
sólo se conserva en un manuscrito un poco dañado, sin embargo, todavía
es posible deducir la fecha, el contenido y el autor del texto. Se trata
de una homilía escrita en el mes de Kiahk que elogia a María como un "campo puro donde se encuentra la perla" y "adornado con toda virtud".
Después de invocar a Maria lactans, concluye con una apasionada defensa de la Encarnación.
Otro texto copto, cuyo autor todavía no
ha sido confirmado, desarrolla sólidamente temas mariológicos para
promover la doctrina ortodoxa. Describe su virginidad perpetua y otras
virtudes en términos propios del monaquismo copto, llamándola "la
primera monja" o "monástica". Hay otros autores, especialmente coptos,
que la colocan en un marco similar; por ejemplo San Atanasio la propone
como modelo de la vida ascética, al igual que Rufus de Shotep, a finales
del siglo VI. El autor anónimo utiliza imágenes del Antiguo Testamento
para ilustrar la maternidad divina de la Virgen, probada por su exención
de los dolores de parto. Termina la homilía aclamándola no sólo como
Madre de Dios, sino también como "cuidadora" de todos los que han de ser
salvados; nuestra expresión paralela de este concepto escatológico es "Madre de los vivientes". El análisis paleográfico, junto al examen
material de los códices, revela que esta homilía habría sido escrita
durante la segunda mitad del siglo VII, lo que corresponde al mismo
momento en que la Iglesia Copta estaba estableciendo la celebración de Kiahk en su liturgia; la homilía, entonces, se presenta como testimonio de esta tradición.
No es ahora el momento de mencionar
otros temas marianos abundantemente desarrollados en la cultura copta,
tales como la veneración de María como reina, su papel en la celebración
de la Natividad, la alegre llegada de la Sagrada Familia a Egipto, la
cual se recuerda más como fiesta que como dolor en el rito copto, viendo
en este evento al Sol de la salvación levantándose sobre la tierra
egipcia.
Si bien no es fácil concebir toda la
riqueza de la literatura copta tal como existía en una época, ya que
quizás el 90% de ella se haya perdido a causa de la destrucción de las
bibliotecas monásticas (¡Gracias a Dios que el Sub tuum se pudo rescatar!), sin embargo con estos pocos ejemplos ya podemos ver la fuerza con la cual la creencia en la Theotokos,
en la maternidad divina de María, había penetrado el suelo copto y ha
dejado sus frutos en la celebración anual de esta estación maternal de Khiak.
María
fue la primera en vivir el Adviento. Aquí te compartimos cómo fue la
espera de María y cómo vivir este tiempo litúrgico de su mano.
El Adviento es el tiempo en que centramos nuestra atención en el misterio de la Encarnación. En el Evangelio de san Lucas,
el Señor anuncia el año de gracia, haciendo que, “todos los hombres
dirigían su mirada en Él, en medio de la oscuridad, apareció la luz. La
palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, en Ella estaba la vida y
la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y
las tinieblas no pudieron apagarla".
La encarnación es, sin duda, la revelación de Dios hecho hombre en el
seno de María Santísima por obra del Espíritu Santo. Siendo Dios el
Todopoderoso, decide humildemente volverse hombre, por lo que viene al
mundo a través de aquella dulce doncella llamada María. Es de ella que
Cristo viene al mundo, por esta razón es que centramos nuestra mirada en
la Encarnación del Verbo y en María, su Madre.
No podemos vivir plenamente el Adviento sin dirigir la mirada a Jesús
y a la primera que vivió el Adviento. Ella es el corazón que ha sido
preparado por Dios para esperar, para abrir el camino al Salvador. A
continuación te presentamos las maneras en las que puedes vivir el
Adviento con María, teniéndola presente en tu corazón.
1. Vive con fe y esperanza
Podemos destacar varios momentos que demuestran que María tuvo
siempre la fe puesta en Dios. Comenzando en el momento en el que el
arcángel Gabriel le anuncia que va a concebir a un hijo por obra del
Espíritu Santo.
También tuvo fe al momento de decirle a José que esperaba al
Salvador; y de la misma manera, cuando huyeron de Belén a Egipto y
cuando estaban buscando un lugar para que Jesús naciera; a pesar de que
nadie les daba posada, María se confió a la protección de su esposo,
José, y a Dios padre.
2. Hacer un "Calendario de Adviento" con María
Una forma creativa de vivir el Adviento con María es hacer un
calendario de Adviento espiritual, en el cual cada día se refleje un
aspecto de la vida de María o una actitud que ella nos invita a vivir.
Puedes incluir oraciones, versículos bíblicos o pequeños actos de
servicio que te acerquen más a la Madre de Dios y te preparen para la
llegada de su Hijo.
3. Vivir el Adviento con actitudes de servicio
María, en su visita a Isabel, nos da ejemplo de generosidad y
servicio. En este tiempo de preparación para la Navidad, trata de imitar
esa actitud de servicio hacia los demás. Ya sea a través de la caridad,
la ayuda a quienes más lo necesitan, o simplemente con gestos de cariño
y cercanía. Este es un momento propicio para salir de ti mismo y dar
sin esperar nada a cambio, como lo hizo María.