Del sitio
Fundación Cari Filii:
La de Natasha Cheij es una historia de madres "de portada". Como presentadora de Hola Televisión -asociada a la conocida revista española-, se dirige cada día a millones de personas desde el programa La hora Hola,
además del casi medio millón de suscriptores de este canal en YouTube y
sus 50.000 seguidores en Instagram. Pero en su día a día, eso "es lo de
menos". Hace unos días, esta "hija consentida de Dios", como se
presenta, relató su "cuento con la Virgen" al canal Manual para enamorarse, plasmando como la verdadera portada de su vida la ocupan María y el rosario.
Desde que tiene uso de razón, recuerda como su madre le inculcó la devoción a la Virgen en su Colombia natal. Juntas veían películas de Fátima y con tan solo ocho años rezaba el rosario,
especialmente desde que su madre le propuso pedirle a la Virgen tener
un hijo varón que se incorporase a ella y su hermana. Y nada más
terminar la novena y el mes de mayo, la esperada noticia era una
realidad.
"Fue una muestra de que estaría siempre y de que las oraciones de los niños son escuchadas por ella. Nació en mí una certeza de que nuestra madre iba a estar siempre", admite.
Aunque en su adolescencia no fue "muy disciplinada" con el rosario,
nada más casarse en 2011 supo que debía retomarlo junto a su esposo, que "nunca lo había rezado". Pero las plegarias de Natasha ante el
Santísimo y una imagen de la Virgen fueron escuchadas, y ambos empezaron a rezar sin ser conscientes de que pronto su estabilidad se tambalearía por completo.
Desde entonces, la "luz y la paz del corazón" no se separó del joven
matrimonio. Tampoco recién mudados a Estados Unidos, donde llegaron con
una ausencia total de certezas económicas… y especialmente familiares: poco después de llegar, supieron que su primera hija, Emilia, estaba en camino.
Casa, coche, trayectoria profesional… no tenían prácticamente nada de
eso, pero ella estaba convencida de que la Virgen le llamaba a creer lo que ella "no podía". Que "Dios tenía el control".
En plena mudanza, Natasha recuerda que su esposo dejó apoyado el
cuadro de su apreciada Virgen con otros dos encima que lo tapaban. Fue
consciente de ello cuando, cenando y sin saber por qué, su mirada se
dirigió sobre esos dos cuadros que tapaban a la Virgen. "Quítalos de encima", escuchó decir a una voz. La
petición se repitió, pero ella supuso que fue su imaginación.
El
matrimonio se fue a rezar el rosario, dejando los cuadros como estaban,
cuando en el tercer misterio escucharon un fuerte impacto. "Los dos cuadros que estaban sobre la Virgen se cayeron
de forma impresionante y solo quedaba en pie el suyo", recuerda ella.
Cuando su marido confirmó lo ocurrido, ella cayó en la cuenta y confesó: "Ella me lo había dicho".
Desde aquel día, la imagen de la Virgen preside su hogar de una forma
particular. Recuerda una noche en la que, presa del miedo y la
inseguridad por su futuro y su embarazo, pidió por "tener paz y la certeza" de que el camino que habían emprendido era el "querido por Dios".
"Sentí una presencia muy fuerte a mi lado, una luz
impresionante y un rostro bellísimo que se acercaba y me miraba con la
mirada más dulce, la misma que tenía en el cuadro, diciéndome que todo
iba a estar bien", relata.
Desde aquel día, cuenta que la inseguridad desapareció sin dejar rastro, sustituida por "un gozo indescriptible y la paz que viene en el Cielo", acompañado de un consejo: "Confía, confía en el Señor".
Aquella visita fue la primera, pero no la última. Algo semejante
sucedió cuando su prima y su marido fueron a pasar unos días a casa de
Natasha. "Naty, ¿sabes que te visita la Virgen? No podía
dormir, me levante y cuando todo estaba oscuro, vi una luz muy fuerte
que entraba a tu cuarto. Estaba ahí contigo", le dijo su prima una
mañana.
La periodista no recuerda haber vivido nada semejante en otra
ocasión, pero interpretó aquellos episodios como la forma de la Virgen
de acompañar y "preparar" a las mujeres embarazadas en "la dulce
espera". "Tenía la certeza de que estaba conmigo", agrega.
Desde entonces, cuando la pequeña Emilia contaba con solo algunas semanas de vida, "veía ese cuadro y se quedaba mirándolo, balbuceando dirigiéndose a la imagen".
Sin embargo, a Natasha aún le quedaba una prueba de confianza, perdón
y gracia por vivir. Embarazada de su segunda hija, Martina, unas
prótesis mamarias implantadas durante su adolescencia comenzaron a dar "problemas" que pronto mutaron en "urgencia".
El miedo, la culpa y el arrepentimiento por el riesgo o el coste
económico de una cirugía amenazaron con apoderarse de ella, pero de
inmediato acudió a su "amadísima madre".
"Tú sabes lo arrepentida que estoy de lo que hice, fue una decisión
equivocada, pero sé que tu intercedes. Muéstrame que debo hacer, irme a
Colombia, operarme aquí, donde conseguir el dinero… Ocúpate tú", rezó.
Como por arte de magia, un familiar le llamó casi de inmediato
avisándole de que visitaría Miami, donde residía Natasha y su familia,
para ver a su hija cirujana.
"A los dos días estaba frente al cirujano plástico y me preguntó por
las prótesis que tenía", recuerda. "Resultaron ser altamente
cancerígenas. De hecho, al analizarlas, los doctores llamaron a su padre
para advertirle de que lo más probable era que su vida estuviese
amenazada por un grave linfoma y que necesitase unas cuantas sesiones de quimioterapia".
"Mi madre sacó su arma más poderosa y empezó a rezar el rosario todos los días", explica.
Pasados los días, el médico se dirigió a ella casi incrédulo. "Eres una niña muy suertuda. Tu diagnóstico era cáncer, pero Dios sabe lo que hace".
Para gloria de Dios, agrega la periodista, "los resultados salieron
negativos. Y ¿sabéis cuanto me cobraron? Ni un dólar. No entendía nada",
asegura.
Hoy, esta joven periodista acude a la oración a cada momento en que
le invade el miedo o las dudas, convencida de que la Virgen le lleva "de
la mano y nunca desampara". "Si una madre ama como ama y nosotras damos
la vida por nuestros hijos, imaginaos la Virgen. Madres, encomendad
vuestros hijos a la Virgen y que todo lo que hagamos sea para gloria de Dios, porque ella se encarga de todo. Este es mi cuento con la Virgen", concluye.