El Beato Bartolomé Longo tenía un carisma especial, el de un verdadero apóstol del Rosario... se sintió llamado a construir en Pompeya un santuario dedicado a Nuestra Señora del Santo Rosario junto a las ruinas de la antigua ciudad que acababa de ser penetrada por el anuncio evangélico antes de ser sepultada en el año 79 por la erupción del Vesubio y resurgir de sus cenizas siglos después, como testigo de las luces y sombras de la civilización clásica.
Bartolomé Longo desarrolló el alma cristológica y contemplativa del Rosario a través de toda su obra, y en particular a través de los "Quince sábados"; para ello encontró particular estímulo y apoyo en León XIII, el "Papa del Rosario". (Juan Pablo II -"Carta apostólica del 16 de octubre de 2002 - Tras las huellas de los testigos").
Nacido en Apulia en 1841, Barthélemy Longo estudió derecho civil en Nápoles. Allí asistió a sesiones de espiritismo y perdió la fe. Gracias al Hermano Radente, recuperó la gracia divina y abrazó la regla de nuestra "Tercera Orden" en 1871, con el nombre de Hermano Rosario, que fue para él un presagio.
Dedicó toda su vida a la devoción mariana, construyendo un santuario a Nuestra Señora del Rosario y fundando una congregación de hermanas dominicas con el mismo nombre. Editó libros en alabanza de la Virgen y de la Orden, y publicó obras para promover la fe y la justicia social. Se casó con una viuda, Marie-Anne Farnararo, su emuladora en las obras de caridad.
El 5 de octubre de 1926 fue sepultado en la paz del Señor, y en 1980 fue nombrado beato por Juan Pablo II".
(Laicos y dominicos - grandes figuras)
En Pompeya, cerca de Nápoles, en 1926, beato Bartolomé Longo. Hombre de leyes, atento al culto mariano y a la educación cristiana de campesinos y niños, fundó en el valle de Pompeya, con los recursos de su piadosa esposa, un santuario dedicado al Rosario y una Congregación de Hermanas bajo el mismo título.
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