"El Rosario y yo tenemos una larga historia de amor", dice Mireille, que trabaja en una empresa del distrito administrativo de Bonanjo, en Duala. "No puedo prescindir de él, dados los beneficios que ya me ha aportado". Desde hace tres años, Mireille es fiel a la meditación del rosario todos los días de octubre en la explanada de la catedral de Saints-Pierre-et-Paul de Douala. Con su rosario en la mano derecha y su bolso en la izquierda, se une a las filas para la meditación del rosario, caminando todos los días a partir de las 16.45 horas.
En Camerún, meditar el rosario mientras se camina es un ejercicio espiritual muy popular entre los cristianos de las parroquias donde el espacio permite que muchas personas se desplacen con facilidad. Es el caso, por ejemplo, de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Ndogpassi II, en la diócesis de Douala. Para el abate Etienne Bakaba, vicario de esta parroquia, esta estrategia se adoptó para que la meditación del rosario fuera también un instrumento de evangelización. "Si nos encerramos en la iglesia, muchos transeúntes ni siquiera sabrán que es el mes del rosario. Rezarlo fuera tiene una dimensión evangelizadora". A esta dimensión, que abrazan cientos de cristianos que participan en la meditación diaria del rosario, se une otra muy cercana. "Cuando rezas mientras caminas, es como si te dirigieras al Reino", añade este sacerdote, que califica esta dimensión de “mística”.
Para Mama Jeanne, una de las asiduas a estas sesiones de oración, meditar el rosario mientras se camina es una forma de pedir a Dios, por intercesión de la Virgen María, que expíe los pecados. Esta visión es similar a la de Jean-Jacques, que prefiere rezar los misterios dolorosos de rodillas en la explanada de la catedral Saints-Pierre-et-Paul y los demás misterios a pie. "Ni siquiera la lluvia nos impide meditar el rosario al aire libre".
El abate Bernard Hona Tonye, rector de la catedral, cree que este ejercicio espiritual es "una expresión de comunión. No rezas el rosario cuando estás amorfo, lo rezas cuando estás comprometido en cuerpo, mente y alma", insiste. "Ni siquiera la lluvia te impide meditar el rosario al aire libre cuando ya has empezado". Como él mismo señala, este método no sólo hace bien a la mente, sino también al cuerpo. "Este paseo no sólo es bueno para el espíritu, también lo es para el cuerpo. También permite que los músculos se muevan".
Es una forma de hacer las cosas que Adeline Tchouakak descubrió y adoptó durante una peregrinación a Nsimalen, en el centro de Camerún. "Estamos rehaciendo el itinerario vital de Jesús", afirma. "No nos cansamos, estamos con los demás, como en una familia".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario