miércoles, 30 de julio de 2025

Saludos a la Santísima Virgen María

 


Traducido del sitio Catholic 365:

En un libro de oraciones que utilizo actualmente, encontré una oración o meditación titulada "Los saludos a la Santísima Virgen María". La oración o meditación comienza así: "Salve, oh Mujer, Santa Reina, María, Santa Madre de Dios, tú eres la virgen que se convirtió en Iglesia". Esta es una verdad de nuestra religión que muy pocas personas conocen. Al aceptar María el papel de Madre de Dios, se convirtió en un tabernáculo viviente durante nueve meses. En el momento de la muerte de Cristo y antes de su resurrección, María era la encarnación viviente de la Iglesia. Como ser humano, estaba llena de gracia y del Espíritu Santo. Nadie más en la tierra podía afirmar ese hecho. Tras la Asunción de María al cielo, fue coronada Reina del Cielo y de la Tierra. La siguiente parte de esa meditación relata que el Padre Celestial y el Espíritu Santo la eligieron y consagraron. Ella ha recibido y sigue poseyendo toda la plenitud de la gracia y todo lo bueno.

Las siguientes seis partes de los saludos son todas "Saludos". "Salve, Su Palacio". Me refiero a Jesús cuando digo "Su". María es el Palacio de Jesús. "Salve, Su Tabernáculo". Durante nueve meses, María cumplió los pasajes del Libro del Apocalipsis en los que una mujer vestida de sol daría a luz a un niño varón destinado a gobernar todas las naciones con vara de hierro. "Salve, su hogar". La Santísima Madre, junto con San José, creó un hogar en Nazaret para que Él madurara. A lo largo de su infancia, María cuidó de Jesús en todas sus necesidades personales íntimas. José asumió el papel de sostén económico y protector tanto de Jesús como de María. "Salve, su manto". Tras la muerte de José, María se convirtió en su protectora. Se podría decir que la primera persona en utilizar el manto de María como protección fue Jesús. "Salve, su sierva". Aunque María era su Madre y ejercía la autoridad parental sobre Jesús, tenía el doble papel de Madre (figura de autoridad) y Sierva. Probablemente por eso Jesús pudo explicar y mostrar este ejemplo a sus discípulos en la Última Cena cuando les lavó los pies. Este es el papel de maestro/siervo aprendido de María. "Salve, su Madre". María tenía una tarea infinita de maternidad que aún hoy sigue teniendo.

Conoce esta oración/meditación y recítala a diario. Al hacerlo, alabarás a la Santísima Madre y darás gloria y adoración al Padre, a Jesús y al Espíritu Santo.

Hasta la próxima, Laus Tibi, Christe. Deo Gratias. Gloria Tibi Domini. (Alabado seas, Cristo. Gracias a Dios. Gloria a ti, Señor).

Nos vemos en el Paraíso.



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