Del sitio
Píldoras de Fe:
La Sagrada Escritura no nos dice directamente que debemos honrar a
la Virgen María ¿Por qué los católicos veneramos con gran amor a la
Virgen María?
Todos los que nos
hacemos llamar seguidores de Jesús, estamos llamados a amar lo que
Jesús amó y también a aborrecer lo que Jesús aborreció (el pecado).
¿Sabes a quién Jesús amor mucho? A su Santa Madre. Y estas son las
razones por las que debemos venerar, honrar y amar a la Santísima Virgen
María, tal como lo hizo su hijo. La Sagrada Escritura no nos dice
directamente que debemos honrar a la Virgen María. Entonces, ¿por qué
los católicos la honramos y la veneramos?
Estamos llamados a imitar a Jesús porque Él es el Camino, la Verdad, y
la Vida. María fue la primera imitadora y seguidora de Jesús. También
estamos llamados honrar a quienes son dignos de admiración y respeto y
han vivido bajo la ley de Dios con amor y entrega plena. Jesús honró a
su Madre, de lo contrario habría roto el cuarto mandamiento (honrarás a
padre y madre).
El Papa Francisco
consagró su papado a la Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de Fátima, y de la misma manera invitó a todo el pueblo católico a
consagrarse a su tierno y amoroso cuidado, pues ella es nuestra Madre
también, por lo que debe ser natural para nosotros, que María interceda
por cada uno de sus hijos.
"Del mismo modo que un niño se dirige a su madre buscando consuelo y
protección, así también nos dirigimos nosotros a María, con total
confianza, pensando que, con seguridad, ella presentará nuestras
oraciones al Señor".
1. Jesús honró a María
Honramos a María porque Jesús la honró. Jesús dijo: "Porque Dios
dijo: Honra a tu padre y a tu madre", y además: "El que maldiga al padre
o a la madre, morirá". (Mateo 15,4)
Si José y María eran fieles cumplidores de la Ley (Lucas 2,39) y
Jesús vivía sujeto a ellos (Lucas 2,51), entonces ¿crees que Jesús
rompería algún mandamiento, sobre todo el de "honrar a Padre y Madre?
2. Bienaventurada por siempre
Según el Santo Evangelio según San Lucas, la Virgen María, inspirada por el Espíritu Santo, dijo: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lucas 1,48).
Los católicos
estamos cumpliendo con este versículo venerando a la Santísima Virgen,
dando gracias a Dios por ser pieza clave en la obra salvadora de Dios.
¿Es que acaso el Espíritu Santo nos ha mentido y no debemos venerarla
por todas las generaciones?
3. María es la nueva Eva
María es la madre de todos los hombres. Jesús la llamó "mujer", que
significa "la madre de todos los que tienen la vida en Jesucristo". Eva
fue llamada mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes.
María, la nueva Eva, se convirtió así, en la madre de todos los que son salvados por Jesús.
4. El "Sí" de María
Honramos a María porque sin aquel "Sí", sin esa entrega absoluta y
definitiva de todo su ser a la voluntad de Dios, no tendríamos a Jesús,
no hubiésemos tenido al amor de los amores pisando nuestro mundo, aún
estuviésemos inmersos en una oscuridad.
El "SÍ" de María es muy profundo. Debido a su "sí", la Virgen María
se convirtió no solo en una madre, sino en la madre de Jesús. Una vida
ordinaria se hizo sagrada por medio de una invitación que ella afirmó.
Su vida se profundizó en su relación con Dios. Como cualquier madre,
ella era necesaria para inducir el amor a quien es el Amor. Cuando María
dijo "SÍ", acogió a Dios en toda su plenitud.
"Dios, Tú eres mi creador,
siempre paciente y esperando lo mejor de
mí.
Eres mi abundante invitación.
Ayúdame a responder a todas las
responsabilidades de mi vida
con un Sí que has escuchado antes.
Ayúdame a
hacer eco del Sí que María dio en todos los aspectos
a los que me has
llamado a ser y estar.
Amén"
5. María nos trajo la Luz.
Jesucristo es la luz del mundo. Honramos a María porque Ella es la
madre de la Luz, una Luz que es el Camino, la Verdad y la Vida. Una Luz
única que disipa toda tormenta y oscuridad. Tal como lo dijo Simeón en
su cántico de alabanza: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo
has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste
delante de todos los pueblos: LUZ para iluminar a las naciones paganas y
gloria de tu pueblo Israel". (Lucas 2,29-32).
6. Madre de Dios
Ninguna otra mujer había sido, fue, ni nunca será, la madre de Dios,
excepto esta pequeña Virgen que quedó grabada en la historia de la
eternidad. Si decimos menos de María, entonces estaremos diciendo menos
de Jesús.
Si no estamos dispuestos a confesar que ella es la madre de Dios, entonces ¿Cómo podríamos confesar que Jesús es Dios?
"Al aceptar la voluntad de Dios de ser la Madre de Dios, la fe de
María marca el comienzo de la nueva y eterna alianza de Dios con el
hombre en Jesucristo". (Redemptoris Mater por el Papa San Juan Pablo II).
7. María es la Reina del Cielo.
Nuestra Madre nos vigila desde el Cielo. Está atenta a nuestras
peticiones con su dulce amor. Es madre que consuela, cuida y ama.
Coronada como la Reina del Cielo, se encarga de hacer llegar el amor de
Dios a todas las naciones a través de su amor maternal.
"Una gran señal apareció en el cielo, una mujer vestida del sol, con
la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas".
(Apocalipsis 12,1)
8. María: modelo de escucha de la Palabra.
Cuando el Arcángel Gabriel se apareció a María para decirle que llegaría a ser la madre del Mesías, ella respondió: "He aquí, yo soy la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra". (Lucas 1,38).
Ella no puso adelante una serie de argumentos racionales contra algo
que parecía realmente difícil de creer, Ella simplemente reconoció su
lugar como sirviente del Señor. Ella sabe que Dios no puede mentir a
través de un mensajero celestial, así que cualquier cosa que promete es
digno de confianza, aunque le parezca absolutamente irracional a la
mente humana.
María es un modelo oyente de la Palabra de Dios. Ella nos muestra
cómo hemos de recibir el mensaje divino. Dios habla, oímos, creemos,
confesamos con María: "Soy un servidor del Señor; hágase en mí según tu
palabra".
Algunos, nos acusan, a todos los católicos, de ser adoradores de
María, que cometemos un pecado grave al honrarla que solo Dios debe ser
adorado y hasta utilizan la Escritura para afirmar falsamente esa
acusación: "No habrá para ti otros dioses fuera de mí" (Éxodo 20,3).
Pero muy lejos de Adorarla, cuando oramos, cantamos, o hablamos de
María, no la estamos adorando, o creemos que es una diosa, por el
contrario, la honramos según las razones que ya hemos hablado, porque
también es nuestra Madre espiritual. A la Santísima Virgen María, la
veneramos con todo el corazón, porque la amamos como nuestra Madre de
todos, que está atenta de todos los hijos que aman a su Hijo Jesús,
nuestro Señor.
Oración de Confianza a la Virgen María
Cuando somos apartados o segregados por seguir fiel a la Palabra de
Dios.
María está allí con nosotros.
Cuando somos perseguidos y azotados a
causa de la Fe,
María permanece fiel para fortalecernos.
Cuando nos
sentimos deprimidos, tristes o solos,
María está allí para consolarnos,
para aliviarnos el dolor.
Cuando todo el mundo nos abandona y estamos a
merced del enemigo malo,
María está allí, a los pies de la cruz de
nuestro Señor,
rogando por nosotros para rescatarnos y no dejarnos caer.
Oh amada Madre,
ven y mira la pequeñez de este humilde hijo tuyo y
condúceme a los brazos de Jesús,
sé mi auxilio divino en las tormentas
de mi vida y
ayúdame a nunca perder la calma,
por el contrario,
que
pueda verme fortalecido por tu presencia que me rescata y
me lleva a la
fuente de salvación.
Amén.
"Si surgen los vientos de las tentaciones, mira a su estrella,
invoca a María. En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa
en María, invoca a María". (San Bernardo de Claraval)