lunes, 23 de diciembre de 2024

El poder de una jaculatoria

Del sitio Gaudium Press:

Pocos días antes de la fiesta de María Auxiliadora, el 24 de mayo, San Juan Bosco invitaba a sus alumnos a beneficiarse de la fuerza y el afecto con que María ayuda a cada uno de sus hijos. He aquí las conmovedoras palabras del santo, reproducidas en sus memorias biográficas.

Recomiendo, con toda mi alma y con todo mi ser, que cada uno de vosotros rece a María Santísima en esta novena. Esta Madre compasiva nos concede fácilmente las gracias que necesitamos, especialmente las espirituales. Ella es muy poderosa en el cielo, y todas las gracias que pide a su Divino Hijo le son concedidas pronto.

La Iglesia nos muestra el poder y la bondad de María en el himno "Si buscas las puertas del Cielo, invoca el nombre de María". Si para entrar en el Cielo basta con invocar el nombre de María, hay que decir que es poderosa.

Su nombre se representa como la puerta del Cielo y todos los que deseen entrar deben dirigirse a María.

Recurramos a Ella, sobre todo para que nos ayude en la hora de la muerte. En efecto, la Iglesia nos dice que sólo María es tan terrible como un ejército en formación de batalla, que lucha contra los enemigos de nuestra alma.

El solo nombre de María ahuyenta a los demonios. Por eso se la llama Auxilium Christianorum - Auxilio de los cristianos -, tanto contra los enemigos externos como contra los internos.

Debemos encomendarnos a Ella, y por eso os recomiendo, tanto como sé y puedo, deseando que mi consejo se grabe en vuestra mente y en vuestro corazón, que invoquéis siempre el nombre de María, especialmente con esta jaculatoria: Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis - María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros -.

Es una oración breve y ha demostrado ser muy eficaz. Se la he recomendado a muchas personas y todas, o casi todas, me han dicho que han tenido buenos resultados. También me han asegurado otros que han adquirido el hábito de rezarla ellos mismos.

Todos tenemos miserias, todos necesitamos ayuda. Por eso, cuando quieras obtener alguna gracia espiritual, acostúmbrate a recitar esta jaculatoria.

Por "gracia espiritual" entendemos liberarse de las tentaciones, de las aflicciones del espíritu, de la falta de fervor, de la vergüenza en la Confesión, que hace demasiado dolorosa la acusación de los pecados.

Si alguno de vosotros quiere ahuyentar una tentación obstinada, vencer una pasión, escapar a muchos peligros de esta vida o conquistar alguna gran virtud, invocad a María Auxiliadora. Estas y otras gracias espirituales son las que obtenemos en mayor cantidad y hacen más bien a las almas.

¡A cuántas personas he aconsejado rezar la jaculatoria Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis! Cientos, miles -del Oratorio y de fuera-, y a todos les recomendé que si no obtenían respuesta recitando esta jaculatoria, vinieran a decírmelo.

Y hasta ahora, ninguno ha venido a decirme que no le han hecho el favor. Me he expresado mal y tengo que corregir mi error: alguien, como ha ocurrido hoy, ha venido a quejarse conmigo de que no le habían ayudado.

¿Pero sabe por qué? Le interrogué y acabó confesando que había tenido la intención de invocar a María, pero luego no la invocó. En este caso, no es la Virgen María la que falla, somos nosotros los que no le rezamos.

No es María la que no nos atiende, somos nosotros los que no queremos ser atendidos. Hay que rezar con insistencia, perseverancia, fe y verdadero deseo de ser atendidos.

Quiero que todos hagáis esta experiencia y llevéis a vuestros familiares y amigos a hacer lo mismo. Decidles de mi parte: "Don Bosco os asegura que si queréis obtener alguna gracia espiritual, seréis asistidos si rezáis a la Virgen con esta jaculatoria: Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Por supuesto, debe rezarse con las condiciones que debe tener toda oración. Quien no lo consiga, déle a Don Bosco el gusto de escribirle al respecto.

Si me entero de que alguno de vosotros ha rezado bien, pero en vano, escribiré de inmediato una carta a San Bernardo, diciéndole que se equivocó al decir: 'Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, de que nunca se ha oído decir que ninguno de los que han apelado a tu intercesión, implorado tu asistencia, reclamado tu auxilio, haya sido desamparado por ti...'

Sin embargo, puede estar seguro de que no se me ocurriría escribir una carta a San Bernardo. Y si lo hiciera, el Santo Doctor no tardaría en encontrar algún fallo en la oración del peticionario.

Te veo riéndote ante la idea de enviar una carta a San Bernardo. ¿No sabemos dónde está San Bernardo? ¿No está en el cielo?

Seguramente, para llegar a la residencia de San Bernardo, la furgoneta de correos tendría que viajar a gran velocidad durante quién sabe cuánto tiempo.

El telégrafo tampoco resolvería el problema, porque aunque la corriente eléctrica recorre una enorme distancia en un instante, los cables no llegarían.

Sin embargo, para escribir a los santos, disponemos de un recurso más rápido que el automóvil, el ferrocarril, el telégrafo. Así que no temas que no reciban nuestras cartas inmediatamente, aunque el mensajero se retrase.

De hecho, ahora mismo, mientras les hablo, estoy volando por el espacio celeste con mis pensamientos más rápidos que la luz, elevándome por encima de las estrellas, recorriendo distancias inconmensurables y llegando al palacio de San Bernardo, que es uno de los santos más grandes del Paraíso.

Así que haz el experimento que te he propuesto y, si no obtienes ninguna ayuda, no te será difícil enviar una carta a San Bernardo.

Gracia aparte, quiero insistir en que grabéis estas palabras en vuestro corazón: Maria Auxilium Christianorum, ora pro me - María, Auxiliadora de los Cristianos, ruega por mí; que le recéis siempre en todo peligro, en toda tentación, en toda necesidad; y que incluso le pidáis a María Auxiliadora la gracia de poder invocarla.Y os prometo que el demonio quebrará. ¿Sabéis lo que esto significa? Significa que el demonio ya no tendrá ningún poder sobre ti, no podrá conseguir que cometas ningún pecado, se verá obligado a retirarse.

Por mi parte, en el Santo Sacrificio de la Misa y en los demás ejercicios de piedad, os encomendaré a todos al Señor, para que os ayude, os bendiga, os proteja y os conceda sus gracias por intercesión de María Santísima".

Revista Heraldos del Evangelio
 mayo/2019, n. 209

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