domingo, 28 de julio de 2024

Después de peregrinar a Tierra Santa no rezas el Rosario de la misma manera

Del sitio Peregrinaciones.blog:

¡Qué gusto encontrarte nuevamente en este tu espacio! Me encanta que te regales este tiempo, te lo mereces. Hoy vengo a platicarte sobre un momento de mi día que disfruto y anhelo mucho, un espacio de intimidad entre nuestro Señor Jesucristo, nuestra Madre del cielo y yo, se trata del rezo del Santo Rosario.

Te puedo decir en mi experiencia que día a día me adentro en cada misterio acompañando de manera espiritual a Jesús y María, reviviendo cada lugar que he visitado en Tierra Santa, y es que, después de una Peregrinación a Tierra Santa, no vuelves a rezar el Rosario igual.

Seguramente habrás escuchado, o incluso te ha pasado, que el simple hecho de escuchar la palabra Rosario provoca una especie de insomnio o que es una especie de “repelente” para algunas personas. Tienes invitados en casa y mencionas esa palabra para invitarlos a rezar, ¡fum! Como por arte de magia empiezan a desaparecer (te paso el tip por si lo necesitas en alguna ocasión ¡ja!).

En una ocasión, hace algunos años, yendo en un taxi un 12 de diciembre, me dice el chofer: “yo no creo en la Virgen de Guadalupe”, y yo, sin más, le dije: “no se preocupe, ella sí cree en usted”. Después de eso, vino un momento de silencio y, me atrevo a decir, de reflexión para él.

Y es que, entiendo perfectamente que cuando no conoces a alguien, cuando no has convivido con ese alguien, el trato hacia él o ella no tiene sentido. En cambio, cuando te atreves a conocer a esa persona, cuando aceptas la invitación de parte de Él, en este caso de Dios y te dejas tocar por Él, te cambia todo el panorama.

El rezo del santo Rosario es esto, un dialogo sencillo pero profundo, un recorrido de la mano de María al ENCUENTRO personal con Dios. Qué hermosa compañía y qué inmerecido encuentro, donde el camino unas veces será de alegría (misterios gozosos), otras veces jubilosos (misterios gloriosos), también de aprendizaje (luminosos) y en ocasiones de sufrimiento y angustia (misterios dolorosos), es por eso que no encontraremos mejor compañera en el camino que nuestra Madre María, que conoce muy bien el camino, y que ella misma lo recorrió.

Por eso, está dispuesta a alegrarse contigo, a regocijarse contigo y también a consolarte y levantarte en los momentos más duros, en los momentos de la prueba. ¿Te imaginas ese camino sin ella? O quizá debería decir ¿te imaginas ese camino CON ella?.

Te invito a que la próxima vez que tomes el Rosario, cierres los ojos y en cada ave María imagines que vas tomado de la mano de María, y que revivas esos misterios con ella. Y, si ya visitaste Tierra Santa, te invito a que lo hagas recorriendo y reviviendo cada momento: la Anunciación en la Casa de María en Nazaret, el Bautismo cuando renovaste tu bautismo en el Jordan, la Crucifixión en el Calvario dentro de la Basílica del Sepulcro o la Venida del Espíritu Santo en el Cenáculo.

Recuerda, María cree en ti, y no tendrás mejor compañía ni mejor consejera durante el camino de la vida, en el que anhelamos llegar al cielo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario