El 20 de diciembre de 2001, la oficina de prensa de la Santa Sede publicó un relato de la conversación entre Mons. Bertone, entonces secretario de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe, y sor Lucía, la vidente de Fátima (Portugal). Aquí presentamos un extracto:
"Me siento segura bajo la protección de Nuestra Señora, que vela con ternura por la Iglesia y el Papa", insistió sor Lucía con este detalle inédito en el relato de la famosa visión profética del 13 de julio de 1917: "Durante la visión, Nuestra Señora, toda resplandeciente, tenía en la mano derecha un corazón y en la izquierda el rosario".
El corazón en la mano de Nuestra Señora “es un signo de amor que protege y salva. Es la Madre que ve sufrir a sus hijos y sufre con ellos, incluso con aquellos que no la aman. Porque quiere salvarlos a todos y no perder a ninguno de los que el Señor le ha confiado. Su corazón es un refugio seguro. La devoción al Inmaculado Corazón de María es el medio de salvación en tiempos difíciles para la Iglesia y para el mundo.
Muy acertada es la reflexión del Cardenal Ratzinger al final de su comentario sobre la última parte del “secreto”: “Mi Inmaculado Corazón triunfará”, ¿qué significa esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es siempre más fuerte que los fusiles y las armas de cualquier tipo. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en este mundo al Salvador y porque, gracias a su “sí”, Dios pudo hacerse hombre en nuestro espacio y morar con nosotros".
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