El amor a María Santísima fue lo que mantuvo fiel y firme ante la adversidad al cardenal Van Thuan, luego de vivir preso durante 13 años, por fidelidad a Cristo.
El Cardenal vietnamita Francisco Javier Nguyên Van Thuan fue apresado el 15 de agosto de 1975, fiesta de la Asunción de María, poco después de haber sido nombrado arzobispo coadjuntor de Saigón por San Pablo VI. Debido a la llegada del régimen comunista al poder de Vietnam, vivió 13 años en cautiverio.
En el libro de su autoría Cinco panes y dos peces, narra cómo la Santísima Virgen María le ayudó a superar las numerosas pruebas a las que fue sometido a lo largo de su vida. Llamándola “su primer amor”, como el santo cura de Ars, atribuyó su amor a María a su madre, y su vocación a su abuela, mujer sencilla que sin saber leer y escribir, después de las oraciones familiares aún rezaba un Rosario por los sacerdotes.
De ahí extraemos la siguiente oración:
María, mi Madre
María, Madre mía, Madre de Jesús, Madre nuestra, para sentirme unido a Jesús y a todos los hombres, mis hermanos, quiero llamarte Madre nuestra. Ven a vivir en mi, con Jesús tu Hijo amantísimo, este llamado de renovación total, en el silencio y en la vigilia, en la oración y en la ofrenda, en la comunión con la lglesia y con la Trinidad, en el fervor de tu Magníficat, en unión con José, tu santísimo esposo, en tu humilde y amoroso trabajo de llevar a cabo el testamento de Jesús, en tu amor por Jesús y José, por la lglesia y la humanidad, en tu fe inquebrantable en medio de tantas pruebas soportadas por el Reino, en tu esperanza -que actúa ininterrumpidamente- de construir un mundo nuevo de justicia y de paz, de felicidad y de verdadera ternura, en la perfección de tus virtudes, en el Espíritu Santo, para llegar a ser testigo de la Buena Nueva, apóstol del Evangelio.
Continúa, Madre, obrando en mí, orando, amando, sacrificándome; continúa haciendo la voluntad del Padre, continúa siendo la Madre de la humanidad. Continúa viviendo la pasión y la resurrección de Jesús. iOh, Madre, me consagro a Ti, todo a Ti ahora y para siempre. Viviendo en tu espíritu y en el de José, viviré en el Espíritu de Jesús, con Jesús, José, los ángeles, los santos y todas las almas. Te amo, Madre nuestra, y compartiré tu fatiga, tu preocupación y tu combate por el Reino del Señor Jesús. ¡Amén!
Oración en el aislamiento en Hanoi, (Vietnam del Norte), 1 de enero de 1986, Solemnidad de María Madre de Dios.
El 4 de mayo de 2017, el Papa Francisco aprobó las virtudes heroicas del Cardenal Van Thuân, quien murió de cáncer en septiembre de 2002, declarándolo venerable, y solo se espera el milagro que dé paso a su beatificación.
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