Del sitio Denver Catholic:
Una de las experiencias sacerdotales más fuertes que ha vivido el P. Sebastian Walshe, un sacerdote estadounidense en California, es ir al lecho de los moribundos y administrarles los sacramentos.
Según el P. Walshe, una de las oraciones más poderosas para la conversión es el Rosario porque, cuando rezamos las avemarías del Rosario, le estamos pidiendo a Nuestra Señora que ore por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
Esos son los dos momentos decisivos en la vida de todos, dijo. "El presente es todo lo que tenéis, y entonces el momento en que deseáis particularmente que Nuestra Señora ore por vosotros es en la hora de la muerte. Este es un momento de suma importancia y es donde Nuestra Señora está más presente para cada alma, literalmente en la hora de su muerte".
Santa Faustina habló de los milagros de la Divina Misericordia, que suceden incluso cuando parece que no queda esperanza, recuerda el P. Walshe, quien explica que el diablo se frustra cuando no puede arrebatarle un alma al Cielo en el momento de la muerte.
Por eso rezamos el Rosario y pedimos sin cesar a la Virgen María que ruegue por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, y no hay ningún riesgo de que Ella no nos escuche. "Ella nos ama más que nuestra madre humana, así como Dios nos ama más que nuestro padre humano. El Rosario es la oración más grande que podemos decir por nuestra conversión y la de los demás".
Cierta monja, la venerable hermana Mary Potter (1847-1913), fundadora de una orden religiosa dedicada a la oración por los moribundos, declaró en su libro Devoción por los Moribundos: la llamada de María a sus queridos hijos: "No hay más oración importante, ni más saludable para las almas y para ayudar al Cielo".
Esta religiosa recomendaba ofrecer sacrificios y poner a los pecadores en el corazón de Nuestra Santísima Madre, rezarle a Ella y al Espíritu Santo e invocar la preciosísima sangre de Jesús.
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