martes, 9 de diciembre de 2025

¿Por qué Adan y Eva pecaron y María nunca lo hizo?

 


Traducido y adaptado del sitio Relevant Radio:

¿Alguna vez te has preguntado cómo Adán y Eva, que fueron creados literalmente inmaculados, pudieron equivocarse tanto... mientras que María, también concebida en forma inmaculada, nunca pecó? 

Adán y Eva lo tenían todo: intelectos perfectamente claros, dominio sobre sus deseos y ninguna de las tentaciones complicadas con las que lidiamos hoy en día. Y, sin embargo... lo echaron todo a perder. ¿Por qué? Porque, aunque fueron creados sin pecado, no tenían garantizado permanecer así. Tenían que pasar una prueba (y la suspendieron).

Su pecado fue aún más terrible porque no tenían nuestras excusas habituales. No tenían el juicio nublado. No tenían apetitos desordenados. Solo una elección fría, clara y deliberada de desobedecer a Dios. Ay.

A diferencia de Adán y Eva, a María se le concedió algo más: el don de la perseverancia en la gracia. Desde el momento de su Concepción, Dios la preservó del pecado, pero (y esto es crucial) Ella seguía teniendo libre albedrío. Podría haber pecado, pero era tan impensable para Ella... tan contrario a su profundo amor por Dios, que nunca lo habría hecho.

Patrick Madrid ofrece una gran analogía: "Tienes libre albedrío, ¿verdad? Pero, ¿alguna vez irías a tu casa un día y la incendiarías con tu familia dentro?". ¡Por supuesto que no! Claro, podrías hacerlo, pero los amas demasiado como para que eso se te pase por la cabeza. Así era el pecado para María... completamente impensable.

Patrick también menciona cómo Adán y Eva se comparan con los ángeles. La respuesta corta es que no se parecen. Los ángeles son espíritus puros, pensadores instantáneos que no necesitan aprender a través de la experiencia. Los humanos, por otro lado, tenemos cuerpo y alma, lo que significa que experimentamos el mundo de manera diferente. A diferencia de los ángeles, estamos hechos para crecer en conocimiento, amor y (con suerte) santidad con el tiempo.

Adán y Eva tuvieron que demostrar su fidelidad a Dios, y fracasaron. María, por otro lado, fue preservada especialmente por la gracia de Dios para que pudiera ser la Madre perfecta de Jesús. No se vio obligada a la santidad; simplemente amaba a Dios tan completamente que el pecado nunca fue una opción para Ella.

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