miércoles, 15 de octubre de 2025

Los Santos y el Rosario: Santa Teresa de Ávila

 

Del sitio Caminando con Jesús

En los textos escritos por Santa Teresa de Jesús, se puede reconocer en ella su gran devoción mariana. Esta es una selección de pasajes donde Santa Teresa de Jesús nos muestra su gran amor por la Virgen María, “Aquí se hace devota de la Reina del cielo para que interceda” (Vida 19, 6;)

En efecto, el amor por la Virgen María y su experiencia mariana, se refleja en sus libros y desde esos párrafos escrito con gran cariño a la Virgen, se revela un bello retrato de María, donde la Santa Madre Teresa de Jesús, guarda en su corazón, a quien toma por su madre. Es así, como Teresa nos escribe: “Me acuerdo que cuando murió mi madre, tenía yo doce años de edad, poco menos. Cuando yo comencé a entender lo que había perdido, afligida, me fui a una imagen de nuestra Señora y le supliqué, con muchas lágrimas, que fuese mi Madre. Me parece que, aunque se hizo con simpleza, me ha valido; porque he hallado a esta Virgen soberana muy claramente en cuanto la he encomendado y al fin, me ha reconquistado” (Libro Vida 1, 7).

De este modo, Santa Teresa, revela que gracias a la protección de la Virgen como así mismo su motivación a su conversión ha sido fundamental en toda su vida, y así lo dice ella: “en cuanto la he encomendado y al fin, me ha reconquistado” (la fuente dice  "me ha tornado a sí")

También, desde la niñez ella guarda recuerdos importantes de la devoción a la Virgen con el rezo del Santo Rosario y así lo relata ella: “Con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y hacernos devotos de nuestra Señora y de algunos santos, comenzaron a despertarme a la virtud cuando tenía seis o siete años de edad, a mi parecer” (Libro Vida 1, 1).

Y este amor por la Virgen, permanece por siempre, ya que Teresa no deja de manifestarnos sus gratos momentos de devoción mariana: “Nuestra Señora le debía de ayudar mucho (al cura de Becedas), que era muy devoto de su Concepción y en aquel día hacía gran fiesta. Al fin dejó de verla del todo y no se hartaba de dar gracias a Dios por haberle dado luz” (Libro Vida 5, 6). También nos escribe sobre la Sagrada Familia: “No sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles, cuando tanto pasó con el Niño Jesús, sin dar gracias a san José, por lo bien que les ayudó en los dolores” (Libro Vida 6, 8).

Declarando los efectos que hace en el alma la oración, Santa Teresa de Jesús  acude a la Virgen en sus penas: “Aquí se hace devota de la Reina del cielo para que interceda” (Libro Vida 19, 5) y además se hace ella muy devota al Santo Rosario: “Una vez, teniendo yo la cruz en la mano, que la traía en un rosario, me la tomó con la suya” (Libro Vida 29,7), “Estando una noche tan mala que quería excusarme de tener oración, tomé un rosario por ocuparme vocalmente” (Vida 38,1)

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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