Del sitio Church Pop:
"Les voy a dar un consejo para amarrar [al demonio]: usen el rosario ¡estrangúlenlo!".
La Madre Adela Galindo, venerada nicaragüense y fundadora de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, pronunció el discurso de clausura del X Congreso Eucarístico Nacional el 21 de julio de 2024.
El Congreso Eucarístico Nacional de este año fue el primero celebrado en 80 años. Su objetivo es ofrecer un renacimiento eucarístico y restaurar la devoción a la Iglesia.
Subrayó la importancia del congreso, enfatizando: "Ha llegado el momento, no sólo de que termine el Congreso Eucarístico, sino [...] de que los frutos del Congreso sean sólidos, firmes, constantes y visibles. Deben ser visibles para que la gente crea".
La Madre Galindo fundó las "Apóstoles de los Corazones Traspasados", una rama de la Familia de los Corazones Traspasados. Integrada por religiosas, hermanos, sacerdotes y apóstoles laicos, se distingue por su carácter bilingüe y su dedicación a la fe.
Al abordar la cruda realidad del mal en el mundo, la Madre Galindo lanzó un mensaje que resonó profundamente en su audiencia.
"Os voy a dar un consejo para atarlo: usad el rosario: ¡estranguladlo! [...] Nuestro Señor es levantado como Nuestro Señor de la Historia", compartió. "Sus palabras subrayaron la profunda eficacia de las herramientas espirituales para combatir la oscuridad".
La Madre Galindo tiene un máster en Teología y ha sido distinguida con dos doctorados Honoris Causa. Además, fue nombrada Dama del Santo Sepulcro y ha recibido numerosos galardones, entre ellos el prestigioso Premio San Vicente de Paúl. Conocida por su excepcional capacidad evangelizadora, la Madre Galindo inspira a innumerables personas a través de su proclamación de la palabra de Dios.
En su discurso final, la Madre Galindo enmarcó la conclusión del Congreso como el comienzo de un nuevo capítulo en la vida de la Iglesia y en las vidas de sus miembros. Instó a todos a asumir su papel de misioneros marianos de la Eucaristía, inspirándose en la apertura de María a la palabra de Dios.
"Jesús es la luz del mundo y no nos dejará en la oscuridad. Nuestra Señora, a través de la cual Dios hizo entrar al hombre en la historia, canta su Magnificat [...] el canto de las cosas grandes que Dios ha hecho para ella, para su propia historia personal, pero también para la historia de su pueblo de todas las generaciones", dijo.
Visiblemente emocionada en su discurso de clausura, la Madre Adela animó a los asistentes a volver a sus parroquias como "caballeros y damas de la Inmaculada", comprometidos con su misión de portadores de la Eucaristía.
Les imploró que proclamaran al mundo: "¡He aquí el Cordero de Dios!" y que permanecieran firmes en su amor y devoción.
"Que el Señor os bendiga", concluyó.
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