miércoles, 29 de octubre de 2025

¿Cuántos rosarios debo rezar para llegar al Paraíso?


Del sitio Aleteia:

 A veces podemos caer en la mentalidad de pensar que si no rezamos el rosario todos los días, no llegaremos al cielo; que María estará disgustada con nosotros.

Aunque el rosario es una hermosa oración y muchos santos lo han promovido a lo largo de los siglos, es fácil pensar que lo único que tenemos que hacer para ir al cielo es rezar el rosario.

Incluso podríamos pensar que tenemos que rezar un número determinado de rosarios a lo largo de nuestra vida. También podríamos angustiarnos si no rezamos el rosario en un día concreto, pensando que María se enfadará con nosotros.

En cierto modo, podríamos proyectar en María una imagen de maternidad que nos ha sido modelada por nuestra madre terrenal. Quizás nuestra madre era muy exigente y, si no hacíamos todo correctamente, nos castigaba. Entonces podríamos imaginar a la Santísima Madre de la misma manera, pensando que es una madre exigente que siempre está descontenta con nosotros.

¿Es esto cierto?

San Luis de Montfort, conocido por sus enseñanzas sobre la devoción mariana, calificó este tipo de devoción como "falsa" en su libro La verdadera devoción a María: "Los devotos externos son personas que hacen que toda la devoción a Nuestra Señora consista en prácticas externas. No tienen ningún gusto excepto por el exterior de esta devoción, porque no tienen espíritu interior propio. Rezan montones de rosarios con la mayor precipitación; asisten distraídamente a muchas misas; van sin devoción a las procesiones; se inscriben en todo tipo de cofradías".

Le preocupaba que aquellos que se preocupan más por el número de rosarios que rezan no tengan una devoción interna a María: "Sin enmendar sus vidas, sin hacer violencia a sus pasiones, ni imitar las virtudes de la Santísima Virgen. No aman más que la parte sensible de la devoción, sin saborear su solidez. Si no tienen dulzura sensible en sus prácticas, piensan que no están haciendo nada; se desequilibran, lo abandonan todo o lo hacen todo al azar".

En cambio, San Luis de Montfort sugería una devoción interior que tuviera una tierna confianza en la Santísima Madre: "Es tierna; es decir, llena de confianza en Ella, como la confianza de un niño en su madre amorosa. Esta confianza hace que el alma recurra a Ella en todas sus necesidades corporales o mentales, con mucha sencillez, confianza y ternura. Implora la ayuda de su buena Madre, en todo momento, en todo lugar y en todo; en sus dudas, para que sea iluminada; en sus extravíos, para que sea llevada por el buen camino; en sus tentaciones, para que sea sostenida; en sus debilidades, para que sea fortalecida".

La clave del cielo no está en el número de rosarios que rezamos o en las novenas en las que participamos. Los rosarios y las novenas pueden ser útiles, en la medida en que fomentan la devoción interior.

Necesitamos reformar nuestras vidas y amar a Dios con un corazón sincero. La Santísima Madre no es una disciplinaria estricta, sino una Madre amorosa, que se preocupa por nosotros y nos levanta cuando estamos caídos.

La próxima vez que recéis un rosario, hacedlo con todo vuestro corazón y no temáis si "os saltáis" un rosario. Dios, que es rico en misericordia, prefiere que recéis bien un rosario a que recéis muchos que solo rozan la superficie.

25 - febrero - 25


Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com

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