lunes, 21 de julio de 2025

Recordando rezar en todas las cosas

 
Del sitio Catholic 365:

Como católicos y personas de fe, estamos llamados a recordar la importancia de la oración diaria. La vida a menudo nos arrastra en muchas direcciones con innumerables distracciones, desde las constantes actualizaciones de las noticias hasta el zumbido de las redes sociales. Sin embargo, dedicar tiempo a rezar y bajar el ritmo para conectar con Dios nos permite permanecer cerca del Señor y tener presentes en nuestro corazón las necesidades de los demás. He aquí tres maneras de mantener una vida de oración consciente y constante, incluso en un mundo lleno de distracciones.

Recordar a los enfermos y a los que sufren

Las Escrituras nos llaman a preocuparnos profundamente por los que sufren. En el Evangelio de Mateo, Jesús habla de su ministerio con los enfermos, diciendo: "Estuve enfermo, y me visitasteis" (Mateo 25:36). Cuando elevamos oraciones por los que están enfermos o sufren, estamos compartiendo la compasión y el amor de Cristo por los que sufren.

Este sencillo acto de intercesión puede reconfortar a alguien que atraviesa dificultades, pues unimos nuestros corazones a la voluntad de Dios para la curación y la paz. Dedica un tiempo cada día a ralentizar tu corazón y tu mente, ofreciendo oraciones por aquellos que conoces y que están pasando por momentos difíciles. Este pequeño momento de empatía nos ayuda a parecernos más a Cristo, atentos a los necesitados.

Recordar a los marginados

Los marginados están entre nosotros en todas las comunidades, los que se sienten invisibles, no escuchados u olvidados. En Lucas 15:4, Jesús habla del pastor que deja a las noventa y nueve ovejas para encontrar a la que se ha perdido, mostrando así su corazón por los marginados y los que se sienten aislados. También nosotros estamos invitados a tender la mano y marcar la diferencia. Busquen en sus barrios, iglesias e incluso en su propia familia a alguien que pueda sentirse solo o desconectado. Una simple llamada telefónica o una palabra amable pueden mostrarles que no están solos. Cuando reces, pide a Dios que te recuerde a quienes necesitan más amor y apoyo, y piensa en cómo puedes echarles una mano.

Oración y sacrificio

 Además de la oración, los actos de sacrificio nos acercan a Dios y a los demás. San Pablo nos anima en Romanos 12:1 a "ofrecer vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios". Esta actitud de sacrificio puede reflejarse en sencillos actos de bondad y generosidad a lo largo de nuestra jornada. Haz una pausa en tu apretada agenda para hacer una buena obra o un pequeño sacrificio por otra persona. Al centrarnos menos en nosotros mismos y más en los demás, permitimos que el amor de Dios fluya a través de nosotros. Tómate un momento cada día para dedicar tus oraciones y sacrificios a alguien que necesite sentir el amor de Dios.

Conclusión

Incorporar estos pequeños pero poderosos hábitos a tu vida de oración profundizará tu relación con Dios y fomentará un mayor amor por los demás. A través de la oración, la compasión intencionada y el amor sacrificado, podemos parecernos más a Cristo, transformando nuestros corazones y comunidades. Que nunca subestimemos el impacto de la oración fiel en todos los aspectos de nuestras vidas.


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