Después de compartir algunos mensajes esenciales de la Virgen de Medjugorje, el director de su empresa me pidió orar por todos los empleados que deseaban una oración. Casi todos querían quedarse.
Después de la oración, una mujer se acercó a mí y me pidió que orara a la Virgen María de Medjugorje por el niño que llevaba en su seno. Esta mujer era musulmana. Entonces oré por ella, por su hijo y por un feliz nacimiento.
Luego me tomó la mano y la colocó sobre su estómago. Inmediatamente, enseguida el niño al contacto de mi mano comenzó a mover la cabeza con fuerza... ¡Su madre lo sintió tan bien como yo! Esta experiencia fue para ella un gran regalo del Cielo y una maravillosa oportunidad de alegrarse por la vida de este niño.
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