Del sitio Foros de la Virgen:
La Virgen María se aparece al Padre Pío moribundo y lo guía en el pasaje.
Un aroma celestial inunda el aire. Un hombre, que tenía las llagas de Cristo en sus manos, está exhalando su último aliento. Y mientras sus hermanos y los médicos tratan de mantenerlo con vida, el Cielo se abre y él ve a su Madre del Cielo que lo viene a buscar.
Hablamos del Padre Pío, un fraile capuchino, cuya misión desafió las leyes de la naturaleza por designio de Dios. Se bilocaba, leía las mentes, hacía curaciones milagrosas y tuvo tantos dones extraordinarios que encendió la fe de miles.
Únete a nosotros mientras exploramos los últimos momentos de este venerado santo, y descubre cómo la Virgen María lo vino a buscar para hacer el pasaje a la otra vida. Testimoniaremos el glorioso encuentro con la Virgen María y la celestial recompensa por su entrega a Dios. Un informe que te conmoverá, te inspirará y te dará la esperanza que necesitas para enfrentar los desafíos del futuro.
El Padre Pío tenía encuentros y conversaciones con Jesús, María, su ángel guardián y almas del purgatorio que venían a pedir su oración, desde joven. Tuvo numerosos dones carismáticos como bilocaciones, levitaciones, lectura del corazón, premoniciones, clarividencia, curaciones, visiones de seres celestiales y demoníacos. Y también revelaciones; decía que una plaga misteriosa acababa de llegar al mundo y sorprendería a todos. Que habrá conflictos globales, terremotos, tormentas y la Iglesia pasaría por graves problemas internos, infiltrada por sus enemigos.
Dijo que debes prepararte, estar en gracia y confesarte, y fue un incansable confesor y guía espiritual. Y le fue revelado parte del 3er Secreto de Fátima y los 3 días de oscuridad. Creía firmemente en una batalla espiritual invisible que se libraba en todo el mundo y veía el rosario como la clave para combatirla.
Rezaba el rosario fervientemente a toda hora e incluso guardaba unos cuantos de ellos debajo de su almohada. Y cuando no sabía que la gente lo miraba rezaba hablando con alguien frente a él.
Decía que se sentía firmemente atrapado y atado al hijo de Dios a través de Su madre. Y se asombraba que algunas personas fueran tan tontas que pensaran que "podían pasar por la vida sin la ayuda de la Santísima Madre”. Y él tuvo una prueba en 1959, cuando estuvo gravemente enfermo fue curado por la intercesión de la imagen peregrina de Fátima, que había visitado el convento de San Giovanni Rotondo.
Pero ya en 1968 el Padre Pío tenía 81 años y su cuerpo estaba desgastado por muchas enfermedades y, sobre todo, por los estigmas, que a menudo sangraban copiosamente. En los últimos meses de su vida apenas podía caminar y tenía que utilizar una silla de ruedas.
El 20 de septiembre de 1968 se cumplió el 50 aniversario de sus estigmas y los devotos acudieron en masa a San Giovanni Rotondo para celebrar el evento. Pero sus estigmas ya daban señal de que se estaban extinguiendo, algo estaba pasando. El 21 de septiembre el padre Pío estaba ya muy fatigado, y el 22 de septiembre había pedido la dispensa para dar misa, aunque igual la celebró.
Un compañero del convento le oyó decir: “Mi Jesús, Madre María, les ofrezco el gemido de mi pobre alma. Jesús llámame. No puedo seguir adelante”. Incluso le pidió a su superior “dame el permiso para morir”. El Padre Pío estaba en la cúspide de su fama, al punto que multitudes lo aclamaban en la plaza gritando “¡viva el Padre Pío!”. Y las colas en el confesionario eran enormes.
Y en la mañana del 22 de septiembre el padre Doménico da Cese abrió las puertas del santuario de Mannopelo, y se sorprendió al encontrar al Padre Pío arrodillado en oración ante la imagen de la Santa Faz de Manopello. El Padre Pío estaba al mismo tiempo a 200 kilómetros, en San Giovanni Rotondo, gravemente enfermo, y cercano a la muerte. Fue su última aparición conocida de bilocación. Después de cincuenta años de soportar las heridas visibles de Cristo, el alma del Padre Pío buscó este enlace visible a Jesús más allá de la muerte.
El Padre Pellegrino pasó la noche del 22 de septiembre con él. En la madrugada del 23 le dijo que quería confesarse, y le pidió que le renovara el ‘Acta de Profesión Religiosa’. Esta petición lo alarmó, porque los franciscanos hacen eso en su lecho de muerte. Y le agregó, “Hijo mío, si el Señor me llama hoy, por favor pide perdón de mi parte a mis compañeros frailes por todos los problemas que les he causado. Por favor, pídeles también que digan una oración por mi alma”. Y comenzó a repetirse a sí mismo: “Jesús, María, Jesús, María”, mientras su voz se hacía cada vez más débil.
Un rato antes de las 2:30 de la madrugada comenzó a mirar la foto de su madre que estaba colgada en la pared. Y comenzó a decir “Veo dos madres", pero estaba sólo su madre biológica en el retrato. El Padre Pellegrino comprendió que la otra madre que estaba viendo allí no era otra que Nuestra Señora. Ella había venido a buscar a Su hijo.
Y luego la mística Hermana Rita Montella arrojó luz sobre a quién vio realmente Padre Pio durante sus últimos momentos. Esta monja agustina estigmatizada era una especie de alma gemela del Padre Pío. El Padre Pio incluso la llamaba "Bambina" y habitualmente cumplía misiones bilocándose con Él. Se cree que fue ella quien agarró a Ali Agca, el hombre responsable del intento de asesinato del Papa Juan Pablo II, para que fallara el disparo, en bilocación. Y había asistido muchas veces al Padre Pío bilocándose a San Giovanni Rotondo.
Según un escrito, la Hermana Rita testimonia que lo asistió en bilocación durante su última agonía el 23 de septiembre de 1968. Ella dijo que en el momento de su fallecimiento, la Virgen María, San Francisco de Asís y Santa Clara de Asís estaban presentes en su habitación. Así que está claro que el nombre "María" que el Padre Pio nombraba al mirar el cuadro era el de la Virgen María.
El padre Pellegrino comprendió que el Padre Pío se estaba muriendo porque el Cielo se había abierto. Y estaba cada vez más pálido, sus labios se habían vuelto azulados y tenía dificultad para respirar. Entonces llamó a otros frailes, y a los médicos, quienes llegaron inmediatamente.
Algunos frailes entraron a la habitación y otros se quedaron rezando en el pasillo. Mientras el Padre Paolo Covino le daba la Unción de los Enfermos, los médicos le daban oxígeno en un intento de mantenerlo con vida, e incluso le pusieron algunas inyecciones, pero todo fue en vano. El Padre Pío murió a las 2:30 del 23 de septiembre de 1968 en la celda número 1 del Convento Capuchino de San Giovanni Rotondo, en los brazos del Dr. Giovanni Scarale. Ya los estigmas habían desaparecido y quedaba solamente una línea rosada contorneándolos.
Fue enterrado el 26 de septiembre en la cripta de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia. Y a su misa de réquiem asistieron más de 100 mil personas.
Quienes recordaron su frase, “después de mi muerte haré más. Mi verdadera misión comenzará después de mi muerte”. Y lo cumplió porque son innumerables las personas que le han pedido favores y les cumplió, incluso dejándoles señales de su presencia.
En el 2002 cuando su canonización ya había 2700 grupos de oración del Padre Pío en todo el mundo, que luego se multiplicaron debido a este reconocimiento de la Iglesia.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre cómo fue la muerte del Padre Pío, y cuáles fueron los sucesos sobrenaturales que pasaron, como la presencia de la Virgen María para buscarlo. Y me gustaría preguntarte si has sentido que ángeles y santos vienen a buscar a los moribundo para hacer el pasaje o no
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