Del sitio Fundación Cari Filii:
Sor Lucia dos Santos (1917-2005), la mayor de los tres videntes de Fátima y luego religiosa carmelita, reveló que la Virgen del Carmen estuvo en la aparición ocurrida en Portugal el 13 de octubre de 1917, según recoge Aciprensa del portal de los carmelitas portugueses. Antes de ella aparecieron ante los pastorcitos San José, el Niño Jesús y Nuestra Señora de los Dolores.
La religiosa contó este hecho al carmelita Donald O’Callaghan en septiembre de 1949. La religiosa le dijo que la Madre de Dios no le dijo nada sobre el escapulario, pero sí le dijo que “vendría como Nuestra Señora del Carmelo, y su interpretación era que la devoción del escapulario agradaba a la Virgen y que Ella deseaba que se propagara”.
Al preguntarle luego sobre si la vidente creía que el escapulario era parte del mensaje de Fátima, Sor Lucía respondió que ciertamente “el escapulario y el rosario son inseparables” ya que “el escapulario es un signo de consagración a Nuestra Señora”.
El escapulario del Carmen fue dado por la misma Virgen María a San Simón Stock el 16 de julio de 1251, junto con una promesa: "Quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno". Debe ser bendecido e impuesto por un sacerdote, que recita esta oración: "Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna".
El 11 de febrero de 1950, el Papa Pío XII animó a “colocar en primer lugar, entre las devociones marianas, el escapulario que está al alcance de todos”. Y en la fiesta de la Asunción de la Virgen de ese año, Sor Lucía volvió a hablar sobre la aparición de la Virgen del Carmen y el escapulario, pero esta vez con el padre Howard Raffterty, también carmelita. Este sacerdote dijo que “en muchos libros sobre Fátima, los autores no consideran al escapulario como parte integrante del mensaje”. “Ah, hacen mal, Nuestra Señora quiere que todos usemos el escapulario”, respondió Sor Lucia, “ahora ya el Santo Padre lo confirmó a todo el mundo diciendo que el escapulario es señal de consagración” y “nadie puede estar en desacuerdo”.
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