lunes, 3 de junio de 2024

María, Gloria de la Humanidad

Del sitio Gaudium Press:

Es cierto que después de ser creados para la gloria, las cosas no nos fueron tan bien. El pecado, al entrar en el mundo, desfiguró la belleza humana y nos alejó de Dios.

San Agustín nos recuerda que el mismo tentador se jactaba de haber destruido la obra de la creación, desnaturalizando la naturaleza y alejándola de Dios.

Sin embargo, las jactancias del tentador son vanas. Porque en los albores de la nueva humanidad, mientras vagábamos de noche por el desierto, Dios eligió a uno de nosotros para vencer el odio y el desprecio de los que no creen en la humanidad.

Como todo lo que procede de Dios no necesita comienzos voluminosos para llegar a ser grande, se envió un mensaje a una joven mujer de una aldea de las tierras perdidas de Oriente Medio: ¡He aquí que estás encinta y darás a luz un hijo!

María dijo que sí, y la historia empezó a cobrar sentido de nuevo. El Hijo de Dios, semejante a nosotros en todo excepto en el pecado, dejó claro que la muerte no forma parte de nuestro destino. Por eso el Señor de todos, nuestro amado Jesucristo, resucitó a los cielos a la vista de todos después de su Resurrección. Una victoria indiscutible contra la muerte. Él es Dios, de allí vino y a allí volvió. Sin embargo, la naturaleza humana seguía sometida a la muerte.

Pero con María fue diferente. En ella, nuestra gloria fue restaurada porque, como criatura, permaneció fiel a la gracia de haber sido preservada del pecado original durante toda su vida, y el tentador perdió la apuesta.

En María somos elevados a la fidelidad y a la voluntad decidida de decir sí a Dios. No se ha perdido la humanidad, ni se ha roto nuestra amistad con Dios. Seguimos siendo amigos de Dios.

Ya no hay excusas. En María podemos ver nuestra naturaleza triunfante. Es una visión que se profundiza al contemplar su Asunción y verla elevada en cuerpo y alma al cielo. María Asunta es la gloria de la humanidad y el fortalecimiento de nuestra esperanza; después de que Jesús abrió la puerta, al menos uno de nosotros la atravesó intacto y da testimonio de humanidad. Por eso la llamamos bienaventurada, porque el Señor hizo en ella, humilde y pobre, infinitas maravillas.

Dom Lindomar Rocha Mota, 
Obispo de São Luís de Montes Belos (GO)

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