En una entrevista para la revista France Catholique, Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana (Kazajistán), explica que la Santísima Virgen es, más que nunca, ayuda para los cristianos:
"Podemos orar a Jesús directamente, por supuesto, ¡pero fue voluntad de Dios darnos una Madre mediadora! Es su voluntad, porque Dios podría haber venido a nosotros, sin la mediación de María. Pero quiso encarnarse por medio de la Santísima Virgen. Al hacerlo, Dios nos mostró un camino: así como María fue el camino para que Dios viniera a nosotros, Ella es el camino para que nosotros lleguemos a Dios. Todos los seres humanos necesitamos una madre. Todos tenemos una madre biológica temporal. Pero Dios también nos dio una madre espiritual, cercana a nosotros y que está siempre a nuestro lado. Nuestra madre biológica no puede estar siempre con nosotros. ¡Y hasta nuestras madres más virtuosas tienen defectos! Nuestra Señora, en cambio, es intachable.
La Virgen no dudó, a pesar del dolor, en ponerse al pie de la cruz y con ello nos enseña que nuestra vida debe estar centrada en Jesús. Nuestro mundo ha excluido a Cristo de la vida pública y social. Y esto también en la Iglesia cuando, entre el clero, algunos han elegido poner en el centro no a Cristo, sino temas temporales como la tierra o el clima...
Nuestra Señora dijo poco, pero aun así dejó una palabra muy importante durante las bodas de Caná: “Hagan lo que él [Cristo] les diga” (Jn 2, 5). Este es el mensaje más importante para nuestro tiempo, para la Iglesia, para el Papa, para los obispos, para los sacerdotes y para los fieles laicos. Debemos aplicarnos a llevar a cabo todo lo que Jesús nos enseñó, es decir, la doctrina del Evangelio. Cristo nos enseñó la primacía del cielo: ¡vino a establecer el Reino de los Cielos y no el reino de la tierra! Esta es la primera misión de la Iglesia: glorificar a Dios, hablar de la eternidad y de la importancia primordial de la vida eterna y de la salvación de las almas».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario