sábado, 17 de febrero de 2024

El sábado es el día de María

Del sitio María de Nazaret:

La consagración del sábado a Santa María en la liturgia comenzó en la época carolingia, con el monje inglés Alcuino (735-804), maestro de Carlomagno. No sabemos el motivo por el que Alcuino quería que la liturgia de los sábados estuviera dedicada a María, pero en los siglos siguientes, teólogos y liturgistas, como por ejemplo en el siglo XIII Humberto de Romans, maestro general de los monjes predicadores (dominicos), propondrán siete razones para esta elección:

El sábado es el día más bendecido por Dios: Dios bendice el séptimo día (cf. Gn 2, 3) y María es la "bendita entre todas las mujeres" (Lc 1, 42).

El sábado es el día santificado por Dios y María es la "llena de gracia" (Lc 1,28). Por tanto, es justo dedicar el día a la toda santa. O también, el sábado es el día en que Dios completó la obra de la creación y, en María, Dios completó la obra de la gracia.

El sábado es el día en que Dios, después de la obra de la creación, descansó (cf. Gn 2, 2); pero el verdadero "descanso" de Dios es María a quien la liturgia aplica Sir 24, 8: "El que me creó descansó en mi tienda", porque Dios reposa en un alma que le complace, esto es, en María. La Biblia también dice que Dios reposó en su tabernáculo (Sal 18, 6). Humberto dice: "El sábado y la Virgen están por lo tanto asociados: el sábado es el día y María es el lugar donde Dios descansa".

Así como el sábado es la puerta que introduce al domingo, María fue la puerta por la que Cristo entró al mundo.

Humberto de Romans, maestro general de la orden de los predicadores (dominicos), da otras tres razones para dedicar el sábado a la Virgen María:

  1.  Así como el sábado es el día situado entre el viernes de dolores y el domingo del gozo, sin cruzarlo no se puede pasar del dolor a la gloria. Así María se sitúa entre nosotros, que vivimos desterrados del Cielo, y Cristo glorioso, ya en el cielo. Hay, pues, una conciencia de la función mediadora de María.

  2. El sábado, Cristo languidecía en el sepulcro y los apóstoles, incrédulos y desalentados, se habían escondido "por temor a los judíos" (Jn 20, 19), por lo que la fe de la Iglesia se concentró, enteramente, en María. Por eso cada sábado es memoria de la Virgen que cree y espera la resurrección del Hijo.

  3. La misma Madre de Jesús mostró su preferencia por este día, en la iglesia de Blacherne en Constantinopla. Todos los viernes por la noche, sin intervención humana, se quita el velo que cubre el icono de la Theotokos que, suspendido en el aire, se deja ver por los fieles hasta la hora novena del sábado, cuando sin intervención humana el icono vuelve a ser cubierto y devuelto a su lugar habitual. Aunque Occidente está separado de Oriente, Humberto evoca este milagro.

    Calabuig, Ignazio (1998), 
    “Il culto di Maria in occidente” 
    (“El culto de María en Occidente”), en Ciencia Litúrgica, 
    dirección de A. J. Chupungco, vol. V. 
    Instituto Litúrgico San Anselmo: 
    Piemme, pág. 342.



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