"Estamos todos bien, sólo mucho miedo": así cuenta la hermana María del Pilar a Sir los disparos que cayeron hace poco más de una hora cerca de la parroquia latina de la Sagrada Familia de Gaza. "Estábamos en la iglesia rezando con los niños", explica, "cuando oímos un estruendo enorme cerca de la puerta de entrada de la parroquia. No hubo daños ni heridos, también porque las bombas cayeron a unos 300 metros de nosotros. El humo y el polvo parecían decir que habían dañado nuestra entrada. Gracias a Dios no fue así".
"Poco después de la explosión llamó el Papa Francisco", cuenta la hermana Nabila Saleh al Sir, "y el padre Yusuf, vicario de la parroquia, le contó lo que había pasado. La cercanía del Papa para nosotros es una fuente de ánimo y consuelo". "Llevamos 25 días viviendo bajo las bombas", concluye la monja, "¿cuándo acabará esta masacre de inocentes? Están arrasando media Franja de Gaza, ¿cuándo pararán las armas de ambos bandos? Lo único que podemos hacer es rezar y pedir a Dios la paz y la salvación. Rezamos a todos los santos para que intercedan por todas las víctimas de esta guerra".
Al menos 700 desplazados están alojados en la parroquia, un total de unas 132 familias. Están siendo atendidos por voluntarios y religiosas de tres institutos, el del Verbo Encarnado, las Hermanas del Rosario de Jerusalén y las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa. Mientras tanto, continúan los ataques aéreos israelíes sobre la Franja: fuentes locales recogidas por la cadena Al Jazeera hablan de decenas de muertos en el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza
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