Sin rodeos, la joven madre polaca Anka
Kotulska reconoce que no era devota de la oración mariana que, en Akita,
Lourdes, Fátima, Pompeya y otras apariciones recomienda la Santísima
Virgen, como escuela de la fe, camino de conversión y canal de las
gracias de Dios. "Nunca me gustó rezar el Rosario. Siempre me pareció
que ese rezo era inútil, y que lograr rezar una decena del rosario era
el colmo de mi capacidad.... Recuerdo que una vez, siendo una niña de
pocos años, hablé con mi primo Wojtek sobre el hecho de que se dice que
el Papa reza el Rosario entero todos los días. Llegamos unánimemente a
la conclusión de que probablemente esto sólo es posible porque es el
Papa, o precisamente porque es el Papa, ya que sería imposible para una
persona normal", confidencia.
Pero cuando su hijo pequeño Jerzyk cayó
enfermo, un amigo le habló de una novena muy especial a la Virgen. La
llaman "novena irresistible", le dijo, porque es muy milagrosa y se
recomienda para situaciones difíciles, añadió el hombre intentando ser
lo más convincente posible. Anka recuerda que la buscó en Internet,
descubriendo sus lazos con la Virgen de Pompeya a quien se pide su
mediación. El asunto se tornó cuesta arriba para ella cuando vio que
involucraba el rezo del Rosario. Pasaron meses y como su hijo no sanaba,
finamente se armó de voluntad para rezarla.
"La novena a la Virgen de Pompeya es la
más dura que conozco; son 54 días" dice Anka y reconoce que sólo la
extrema necesidad gatilló su decisión… "Cuando yo estaba perdiendo toda
fuerza y esperanza, me acordé de la novena y empecé a rezar todo el Rosario por primera vez, sola, por propia voluntad. Al principio fue
difícil, varias veces me dieron ganas de botar el Rosario, pero lo
conseguí y lo sigo consiguiendo. Muchas veces tuve ganas de dejar de
rezar el Rosario, de dejar de luchar contra mí misma, porque esta
oración es a menudo una batalla contra mis propias debilidades. Recé por
la salud de mi hijo cuando su estado empeoraba, cuando le ponían
monitores porque su corazón estaba débil, cuando su saturación bajaba y
le ponían oxígeno, cuando le diagnosticaron manchas en el hígado y había
preocupación de que pudieran ser cancerosas, o cuando fuimos al
hospital a hematología porque sus resultados de sangre eran muy malos.
Aunque en esos momentos yo estaba llena de miedo, llena de desesperación
e incluso enfadada con Dios, me dirigí a María, porque ella me
comprendía".
La devoción se ha fortalecido y Anka ha perseverado rezando a diario por más de un año una novena tras otra. De hecho, su testimonio ha llevado a que otros también inicien este camino de oración y ella no deja de admirarse que adhieran a esta Novena aún sin estar viviendo situaciones extremas como era su caso. "Alguien me preguntaba -finaliza Anka- por qué esta novena debería ser más eficaz que otras, por qué se la llama 'irresistible'. La respuesta me vino sola… esta novena requiere tiempo, paciencia, humildad y perseverancia, es simplemente difícil, pero eso es lo que la hace fuerte. Pasan casi dos meses desde el comienzo hasta el final de la novena, eso es mucho tiempo, pasan muchas cosas durante este período, Satanás lucha para interrumpir, hay muchas tentaciones y dudas. Pero cuando se consigue, lo que queda es alegría, paz y la sensación del trabajo bien hecho, aunque el efecto de las oraciones tenga que esperar o no lo veamos. Sé que mi oración no queda sin respuesta".
En uno de los textos testimoniales que
se conservan en el Santuario de Pompeya se cuenta de una joven italiana
llamada Fortuna Agrelli, quien se enfermó gravemente en 1883 hasta el
punto de llegar a la muerte. Como resultado, su familia comenzó a rezar
novenas consecutivas, ofrecidas para su recuperación.
Dos semanas después, Nuestra Señora de
Pompeya se le apareció a Fortuna. La Virgen María sostenía al Niño Jesús
en su regazo y sostenía un Rosario en la otra mano. A ambos lados de la
Santísima Madre estaban Santo Domingo y Santa Catalina de Siena, ambas
almas devotas del Rosario.
La Virgen María miró a Fortuna con ternura maternal y la paciente la saludó con las palabras: "Reina del Santo Rosario, ten misericordia de mí; ¡devuélveme la salud! Ya te he rezado en una novena, oh María, pero aún no he experimentado tu ayuda. ¡Estoy ansiosa por curarme!"
"Niña", respondió la Santísima Virgen, "me has invocado con varios títulos y siempre has obtenido favores de mí. Ahora que me has llamado por ese título tan grato para mí, «Reina del Santo Rosario», ya no puedo negar el favor que me pides; porque este nombre es el más preciado y querido para mí. Haz tres novenas y obtendrás todas".
Una vez más se le apareció la Reina del
Santo Rosario y le dijo: "Quien quiera obtener favores míos, haga tres
novenas de los rezos del Rosario y tres novenas más en acción de
gracias".
Fortuna recuperó la salud después de suplicar con esta Novena de 54 días la intercesión a Nuestra Señora del Rosario de Pompeya. El milagro de su sanación al rezar la Novena del Rosario durante 54 días llegó a los oídos del Papa León XIII y le causó una profunda impresión. Con los años, innumerables testigos refieren gracias de Dios atribuidas a rezar esta poderosa Novena.
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