En el último canto de la Divina Comedia (Paradiso, XXXIII), il sommo poeta
pone en boca de san Bernardo una bella oración a la Virgen implorándole
la gracia para Dante (vv. 1-39). Ofrezco aquí la traducción de los
primeros siete tercetos (vv. 1-21), que, siendo la invocación,
constituyen todo un himno a la Virgen. He procurado, aunque no siempre
logrado, mantener la rima encadenada y el metro endecasílabo, al mismo
tiempo que ser fiel a la letra y al sentido del sacrato poema del florentino. Acompaño el texto de imágenes del manuscrito de la Comedia que perteneció a Alfonso V de Aragón (c. 1444-1450).
Oh, Virgen Madre, hija de tu hijo,
la más humilde y alta criatura,
del eterno designio término fijo,
tú eres aquella que la humana natura
ennobleció tanto que su hacedor
no desdeñó hacerse él mismo su hechura.
En tu vientre prendió y ardió el amor,
por cuyo calor, en la eterna paz,
pudo germinar así esta flor.
Aquí eres para nosotros meridiano haz
de caridad, y abajo, entre los mortales,
eres de esperanza fuente vivaz.
Señora, eres tan grande y tanto vales,
que quien quiere gracia y hacia ti no corre
pretende que sin alas su deseo se eleve.
Tu bondad no solamente socorre
a quien lo pide, sino que a menudo
libremente se adelanta al pedir.
En ti hay misericordia, en ti piedad,
en ti magnificencia, en ti se aúna
cuanto en la creación hay de bondad.
(Paraíso, XXXIII, 1-21, trad. propia).
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