En la batalla espiritual entre ángeles y demonios, tienes una poderosa aliada: la Virgen María. Acude a la soberana de los ángeles rezando, no solo el Rosario, sino esta oración con la confianza de que ella logrará alejar de nosotros al enemigo:
Augusta Reina del Cielo, Soberana Señora de los Ángeles,
a ti que has recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás,
te pedimos humildemente que envíes tus santas legiones,
para que a tus órdenes y con tu poder, persigan a los demonios,
los combatan por doquier, repriman su audacia y los devuelvan al abismo.
¿Quién como Dios?
¡Oh Madre buena y tierna, serás siempre nuestro amor y nuestra esperanza!
¡Oh Madre de Dios, envía a los santos ángeles para que nos defiendan y alejen de nosotros al cruel enemigo!
¡Santos ángeles y arcángeles, defiéndannos, y resguárdennos del mal!
Amén.
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