Los distintos misterios, oraciones y letanías de este popular conjunto de oraciones a la Virgen María
La oración del Rosario consiste en un conjunto de oraciones marianas y de meditaciones sobre pasajes evangélicos claves de la vida de Jesús y la Virgen María, que se conforman en una unidad. Como decía Santo Tomás de Aquino, es el "breviario de los pobres".
Rezarlo bien requiere una cierta práctica, pero con el tiempo se acaban aprendiendo de memoria las diferentes oraciones.
Se puede rezar solo o en compañía, y para no perderse, se utiliza una especie de collar de 55 cuentas, agrupadas de diez en diez y cinco sueltas, para ir desgranándolas con los dedos.
Este collar recibe también el nombre de rosario, y suele ser de madera, plástico o de materiales más nobles.
Normalmente, cada día se reza un grupo de "misterios", es decir, se meditan cinco pasajes de los evangelios.
Los misterios gozosos están relacionados con el nacimiento e infancia de Jesús, los luminosos meditan sobre pasajes clave de su vida pública, los dolorosos sobre la pasión y muerte, y los gloriosos sobre la resurrección.
Los lunes y sábados se rezan los gozosos, los martes y viernes los dolorosos, los miércoles y domingos los gloriosos, y los jueves los luminosos.
El Rosario comienza con la misma oración introductoria que los laudes:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Entonces se enuncia el "misterio" que toca, por ejemplo, en el primer misterio: "La Encarnación del Hijo de Dios".
Después de una breve pausa de reflexión o de un ofrecimiento personal, se rezan: un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria.Después del Gloria, se puede añadir una invocación, como esta: María, Madre de gracia, Madre de piedad y misericordia, defiéndenos del enemigo ahora y en la hora de nuestra muerte. O también una JaculatoriaA la final del Rosario se recita la Letanía Lauretana, sola o acompañada de otras oraciones marianas, como la Salve.
Nota de José Luis Salvia: Es muy común, al terminar el Rosario y antes de las Letanías, rezar un Padre Nuestro, 3 Ave María y un Gloria por las intenciones del Papa. Y también, en mi caso particular rezar la Salve por aquellos que necesitan una oración y no tienen quien les rece. Dios y María Santísima quieran que con esa simple oración sea rescatada un alma del Purgatorio o que sea un alivio para alguien en este mundo.
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