Dedicado a la oración preferida de María Santísima, que por desgracia cada vez se reza menos, para agradecer, pedir gracias, ganarse el Cielo y divulgarla a todos
¿Cómo podemos estar espiritualmente preparados para el nacimiento de Jesús? Cuando estaba a punto de nacer, hace más de dos mil años, el mundo vivía su rutina normalmente, sin sospechar nada... Pero María, que lo llevaba en su vientre, esperaba con alegría el nacimiento del Mesías, anunciado por los profetas y esperado por Israel.
Han pasado muchos años, pero el mundo sigue indiferente a esta llegada de Dios entre nosotros. Por eso, María es quien mejor puede ayudarnos a esperarlo.
María, más que nadie, vivió este tiempo de espera del nacimiento de su Hijo... Por lo tanto, puede enseñarnos a alimentar en nuestro corazón la feliz espera de la llegada del Niño Jesús.
María pasó por muchas pruebas durante este período, pero nunca dejó de confiar en Dios y en sus planes... Por lo tanto, puede enseñarnos a poner toda nuestra esperanza en el Señor, incluso cuando enfrentamos las mayores dificultades y dolores.
María es completamente pura y tiene la mirada fija en el Cielo... Puede enseñarnos a no preocuparnos por lo superficial, sino a dirigir todas nuestras energías hacia la búsqueda de la santidad.
María vivió en silencio el misterio de Dios y supo ser fiel... Puede enseñarnos a pedir la gracia de la fidelidad y a dejar que Dios mismo sea nuestro sustento en este camino.
Durante este mes de Adviento, y mientras
estamos en la novena de Nuestra Señora de Fátima, pensé que podría ser
de provecho dar a conocer algo sobre la profunda tradición que tienen
los coptos en su devoción mariana.
Para los coptos, el tiempo de Adviento está impregnado -e incluso definido- por la devoción a María: lo llaman el mes de Kiahk, o "el mes mariano". Este tiempo está dedicado a Ella y de modo particular al misterio de su divina maternidad.
Etimológicamente, el término Kiahk
se deriva de "Ka-Ha-Ka", el toro sagrado, Apis, un dios egipcio que
representaba la fertilidad, o la generación de la vida. Otro símbolo que
luego fue "bautizado" en sentido cristiano, fue el culto de Osiris,
cuyos ritos se celebraban durante el solsticio de invierno: las semillas
de grano se mezclaban con arcilla humedecida y los celebrantes los
colocaban en un lugar oculto hasta que florecieran, representando a
Osiris que había pasado de la muerte a la vida. Actualmente, la práctica
de sembrar semillas de grano en un lugar húmedo durante el Adviento,
sigue siendo una tradición de los coptos. Y así, literalmente, las
semillas de grano de Osiris se convirtieron en semina Verbi, o sea, semillas del Logos.
La liturgia goza de características
particularmente marianas: por la noche, las iglesias coptas celebran
prolongadas vigilias para el canto de los tasbiha kiahkiyya, o
salmodia de Kiahk, que incluye siete himnos dedicados a la Virgen,
llamados "theotokia". Si nos remontamos hasta el siglo III, descubrimos
que las melodías de estos himnos fueron compuestas por un padre del
desierto, probablemente del monasterio de Scetis, y que las palabras
fueron escritas por San Atanasio.
De esta manera, los theotokia inspiran
varios efectos en los fieles: primero, el honor por su papel particular
en la redención, que resuena en el tono de júbilo que canta a la Theotokos,
término que muchos atribuyen al padre alejandrino, Orígenes (184-254).
En segundo lugar, y de una manera definidamente copta, fomenta un
espíritu muy vivo de acompañar a la Virgen en sus pruebas antes del
nacimiento de Cristo, en su silenciosa meditación del Verbo Encarnado,
en su activa espera del nacimiento de Cristo.
Los coptos llaman al ayuno del Adviento:
el "ayuno de la Virgen", según una tradición que sostiene que la misma
Virgen María habría ayunado durante el tiempo que precedió al nacimiento
de Cristo. Esta creencia, más bien popular, se remonta a un escritor
del siglo XIV, Ibn Siba, quien llama a María "Nuestra Señora, Madre de
la Luz". Según Siba, mientras la Santísima Virgen estaba en la mitad de
su séptimo mes de embarazo, habría sufrido reproches por el misterioso
embarazo, ya visible a todos. En respuesta a tales insultos y reproches,
cuenta que la Virgen habría ofrecido el sufrimiento de este doloroso
tiempo, con un mes y medio de ayuno. De esta manera, los coptos
conforman sus sentimientos a los de la Virgen y de una manera muy
concreta compadecen, se conmortifican, acompañándola en sus sufrimientos.
Igualmente interesante son las
contribuciones de la literatura copta, conservadas en manuscritos. El
himno más antiguo que nosotros conocemos, dedicado a la Virgen María es
el que llamamos Sub tuum praesidium, y se ha demostrado que es de origen copto. El primer testimonio del texto ha sido transmitido en griego y comienza, ὑπὸ τὴν εὐσπλαχνίαν (en el original, la palabra refleja literalmente un sentido mayor de misericordia que de protección).
El texto fue descubierto en papiro egipcio y se data en el tercer
siglo. El fragmento precioso (18 x 9, 4 cm, con 10 líneas de composición
y laceraciones en ambos lados) ha sido objeto de vastos estudios. Es
muy notable el claro consenso de que tanto el tropario como el título
mismo de la maternidad divina de María como Theotokos, son de
origen copto. El profundo significado teológico del texto consiste tanto
en su veneración de la Virgen como Madre de Dios cuanto en su función
de Mediadora; Ella es refugio de pecadores y liberadora de peligros.
La oración, cantada como tropario en los
ritos orientales, se difunde ahora en casi todos los ritos, tanto
orientales como occidentales y se encuentra en los antiguos lenguajes
litúrgicos de los ritos romano, copto, siríaco, armenio, etíope,
ambrosiano y bizantino. Tanto en el rito siríaco como en el rito romano,
el Liber Usualis prescribe su recitación después de las letanías Lauretanas. En el rito copto, la Iglesia ortodoxa omite la oración en su Horologion
(nombre que se le da al breviario oriental), habiéndolo sustituido por
otros textos, mientras que en el rito copto católico se ha conservado la
antigua oración.
Quizás el emblema más querido de nuestra
Señora en el antiguo Egipto, que aparece sea tanto en imágenes como en
la literatura, sea el de Maria lactans (en latín, "lactante"), o Maria galaktotrophousa (en griego "la que nutre con leche").
Este imagen fue una de las preferidas,
en parte, tal vez, porque correspondía con el concreto y dinámico
espíritu egipcio (que había ya venerado a la diosa Isislactans desde
el 700 a.C.) Las representaciones comenzaron a aparecer en los frescos
de los monasterios y en la literatura se la comenzó a invocar con este
nombres desde la antigüedad tardía, a medida que aumentaba la devoción
copta hacia María. Más tarde, a lo largo de los siglos V - VII, encuentra
un significado aún más pleno en el contexto del desarrollo doctrinal de
la Encarnación. Una erudita alemana, L. Langener, ha compilado un
catálogo de 200 páginas de todas las representaciones pictóricas de la galaktotrophousa copta; el equivalente con respecto a los textos, es un trabajo que queda aún por hacer.
Importantes Padres de la Iglesia de
Alejandría, como San Cirilo y San Atanasio, continuamente destacaron la
verdadera humanidad del Hijo, defendiendo la Encarnación e insistiendo
precisamente en la verdadera maternidad de María, la cual es inherente a
la imagen de María lactans. Los tonos apasionados en defensa
de la Encarnación y el papel materno de María, resuenan en una homilía
de San Atanasio escrita después del regreso de su segundo exilio en el
346. Hoy, esta homilía ha sobrevivido en su forma copta original en un
papiro conservado en la biblioteca de Turín. En defensa de la verdadera
maternidad de la Virgen, relata vívidamente el viaje de María y José a
Belén y desarrolla el vínculo entre la Encarnación y la Eucaristía.
Evoca a los Profetas que se unen para cantar alabanzas a la Virgen,
enérgicamente llama a los fieles a contemplar "la pureza que ha
florecido" y termina comparándola con los ángeles: "todos los ángeles y arcángeles tiemblan mientras sirven al que lleváis en vuestro seno, sin
atreverse a hablar en su presencia, mientras que habláis con El
líberamente. Si decimos grandes a los querubines que llevan el trono de
Dios (Sal 80, 1), sois incluso mayor que ellos, porque sostenéis a Dios
en tus manos, si llamamos a los serafines magníficos, sois más
magnífica, porque mientras los serafines cubren sus rostros con sus alas
(Isaías 6, 2), sin poder mirar directamente su gloria divina, no sólo
contempláis su rostro, sino que lo acariciáis y ofrecéis vuestra leche a
su santa boca”. La homilía de Atanasio contempla el misterio de la Encarnación a través de la luz de la Virgen Madre.
San Cirilo desarrolló el mismo tema de María lactans
en varias homilías, con el mismo fin de defender la realidad de la
Encarnación. En estos sugestivos textos, describe de un modo imaginario,
la relación humana entre Jesús y María: cómo se sentó en su regazo,
cómo su pequeña voz la llamó Madre, cómo Ella le enseñó a
caminar. Algunas de las versiones más antiguas de las homilías famosas,
se han conservado solamente en copto, mostrando que éste fue un tema
significativo para la cultura copta. En este sentido, se entiende más
claramente cómo la preparación espiritual para la Navidad de los coptos,
consistía en una contemplación de la Virgen María.
San Proclo de Ciro, obispo de
Constantinopla (434-446), quien defendió la doctrina de Theotokos contra
Nestorio, escribió homilías que también se han transmitido en sus
versiones coptas. Estas homilías han sido recientemente publicadas en
una edición crítica. Una de ellas, que sólo se conserva en fragmentos
coptos, alaba a María como "la parturienta y la Virgen nutricia". Virgen, porque no conocía varón, parturienta, porque estaba embarazada de nueve meses, y nutricia,
porque con sus propias manos Ella envolvió al Niño en pañales, lo
colocó en un pesebre, y lo alimentó con su propia leche. Aquí también
podemos encontrar el equivalente copto del latín Deipara, así como del
griego Theotokos, .
Damiano, patriarca de Alejandría (578-602), continuó dándole énfasis al título de Maria lactans,
defendiendo así la divinidad y la humanidad de Cristo. Aunque el texto
sólo se conserva en un manuscrito un poco dañado, sin embargo, todavía
es posible deducir la fecha, el contenido y el autor del texto. Se trata
de una homilía escrita en el mes de Kiahk que elogia a María como un "campo puro donde se encuentra la perla" y "adornado con toda virtud".
Después de invocar a Maria lactans, concluye con una apasionada defensa de la Encarnación.
Otro texto copto, cuyo autor todavía no
ha sido confirmado, desarrolla sólidamente temas mariológicos para
promover la doctrina ortodoxa. Describe su virginidad perpetua y otras
virtudes en términos propios del monaquismo copto, llamándola "la
primera monja" o "monástica". Hay otros autores, especialmente coptos,
que la colocan en un marco similar; por ejemplo San Atanasio la propone
como modelo de la vida ascética, al igual que Rufus de Shotep, a finales
del siglo VI. El autor anónimo utiliza imágenes del Antiguo Testamento
para ilustrar la maternidad divina de la Virgen, probada por su exención
de los dolores de parto. Termina la homilía aclamándola no sólo como
Madre de Dios, sino también como "cuidadora" de todos los que han de ser
salvados; nuestra expresión paralela de este concepto escatológico es "Madre de los vivientes". El análisis paleográfico, junto al examen
material de los códices, revela que esta homilía habría sido escrita
durante la segunda mitad del siglo VII, lo que corresponde al mismo
momento en que la Iglesia Copta estaba estableciendo la celebración de Kiahk en su liturgia; la homilía, entonces, se presenta como testimonio de esta tradición.
No es ahora el momento de mencionar
otros temas marianos abundantemente desarrollados en la cultura copta,
tales como la veneración de María como reina, su papel en la celebración
de la Natividad, la alegre llegada de la Sagrada Familia a Egipto, la
cual se recuerda más como fiesta que como dolor en el rito copto, viendo
en este evento al Sol de la salvación levantándose sobre la tierra
egipcia.
Si bien no es fácil concebir toda la
riqueza de la literatura copta tal como existía en una época, ya que
quizás el 90% de ella se haya perdido a causa de la destrucción de las
bibliotecas monásticas (¡Gracias a Dios que el Sub tuum se pudo rescatar!), sin embargo con estos pocos ejemplos ya podemos ver la fuerza con la cual la creencia en la Theotokos,
en la maternidad divina de María, había penetrado el suelo copto y ha
dejado sus frutos en la celebración anual de esta estación maternal de Khiak.
María
fue la primera en vivir el Adviento. Aquí te compartimos cómo fue la
espera de María y cómo vivir este tiempo litúrgico de su mano.
El Adviento es el tiempo en que centramos nuestra atención en el misterio de la Encarnación. En el Evangelio de san Lucas,
el Señor anuncia el año de gracia, haciendo que, “todos los hombres
dirigían su mirada en Él, en medio de la oscuridad, apareció la luz. La
palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, en Ella estaba la vida y
la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y
las tinieblas no pudieron apagarla".
La encarnación es, sin duda, la revelación de Dios hecho hombre en el
seno de María Santísima por obra del Espíritu Santo. Siendo Dios el
Todopoderoso, decide humildemente volverse hombre, por lo que viene al
mundo a través de aquella dulce doncella llamada María. Es de ella que
Cristo viene al mundo, por esta razón es que centramos nuestra mirada en
la Encarnación del Verbo y en María, su Madre.
No podemos vivir plenamente el Adviento sin dirigir la mirada a Jesús
y a la primera que vivió el Adviento. Ella es el corazón que ha sido
preparado por Dios para esperar, para abrir el camino al Salvador. A
continuación te presentamos las maneras en las que puedes vivir el
Adviento con María, teniéndola presente en tu corazón.
1. Vive con fe y esperanza
Podemos destacar varios momentos que demuestran que María tuvo
siempre la fe puesta en Dios. Comenzando en el momento en el que el
arcángel Gabriel le anuncia que va a concebir a un hijo por obra del
Espíritu Santo.
También tuvo fe al momento de decirle a José que esperaba al
Salvador; y de la misma manera, cuando huyeron de Belén a Egipto y
cuando estaban buscando un lugar para que Jesús naciera; a pesar de que
nadie les daba posada, María se confió a la protección de su esposo,
José, y a Dios padre.
2. Hacer un "Calendario de Adviento" con María
Una forma creativa de vivir el Adviento con María es hacer un
calendario de Adviento espiritual, en el cual cada día se refleje un
aspecto de la vida de María o una actitud que ella nos invita a vivir.
Puedes incluir oraciones, versículos bíblicos o pequeños actos de
servicio que te acerquen más a la Madre de Dios y te preparen para la
llegada de su Hijo.
3. Vivir el Adviento con actitudes de servicio
María, en su visita a Isabel, nos da ejemplo de generosidad y
servicio. En este tiempo de preparación para la Navidad, trata de imitar
esa actitud de servicio hacia los demás. Ya sea a través de la caridad,
la ayuda a quienes más lo necesitan, o simplemente con gestos de cariño
y cercanía. Este es un momento propicio para salir de ti mismo y dar
sin esperar nada a cambio, como lo hizo María.
Adviento significa confiar y esperar como y con María. El año litúrgico comienza con el fervor del Adviento, esta espera gozosa de Alguien, el que viene, el Dios Emmanuel con nosotros, un Dios que entra en la historia de la humanidad para recorrer todas sus etapas y compartir las angustias, alegrías, penas, esperanzas e inquietudes de los hombres y mujeres de toda la historia y de toda la humanidad. ¡Y eso es lo nuevo del cristianismo! Un Dios que ama tanto a la humanidad que se hace parte de ella, como todo ser humano.
Sí, el tiempo de Adviento nos hace esperar una infancia divina y gozosa, la alegría del Señor que se hace carne, que abraza la aventura humana a través de la experiencia de la vida cotidiana, con la sencillez y la inocencia de la infancia. Se hace uno de nosotros para darnos la vida divina.
Sin embargo, esta hermosa experiencia de salvación, que entra en una "fase nueva y decisiva" (el plan de Dios existía desde la eternidad) con la Encarnación, no habría podido realizarse para nuestra humanidad sin el "sí" generoso y gratuito de Aquella que se puso a disposición de Yahvé para ser la Madre de nuestro Señor. El Adviento es un tiempo en el que se nos invita a contemplar a María, una joven de Nazaret, una de tantas, una criatura sencilla en circunstancias humildes, carente de cultura y de familia muy modesta. Ella habría podido orientar su libertad hacia otra parte, diciendo legítimamente no a las misteriosas propuestas del ángel Gabriel, el Mensajero de Dios. Y ciertamente Dios habría respetado esa libertad, porque nuestro Dios nos quiere y nos ha creado totalmente libres, hasta el punto de que podemos incluso decirle que no y cerrarle la puerta de nuestro corazón. María podría haber dicho libremente que no a la Palabra de Dios, persiguiendo sus planes y objetivos de jovencita, con vistas a su matrimonio con José. Sin embargo, María respondió: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1, 38).
La respuesta de María es una aceptación libre de la voluntad de Dios, del plan de amor de Dios. No se trata de un sí conveniente para librarse de ese ángel perturbador, como a veces decimos sí en nuestra vida para librarnos de alguien que nos molesta, sin adhesión libre por nuestra parte. Además, la respuesta de María no está motivada por el miedo o la aprensión a un posible castigo. No hay amenaza, sino un ángel que explica y quiere tranquilizar, con una pedagogía que lleva a la comprensión. Es la manera que tiene Dios de enseñar.
El "sí" de María es realmente un acuerdo, una aceptación libre, consciente e incondicional de un proyecto que viene del Dios Creador Todopoderoso del que le hablaron sus padres Ana y Joaquín, un Dios que no usa su fuerza ni muestra su poder para imponerse, sino un Dios que quiere llevar a la humanidad sencillamente a la salvación humillándose y abajándose, y usando nuestras libertades en la vida cotidiana.
María era consciente de que, con su sí, iba a participar en este proyecto de Amor querido por Dios desde la eternidad. Comprendió que también Ella había sido pensada por el Señor como parte de este plan, que había sido concebida y predispuesta para que este plan pudiera realizarse en la historia. Este es el sentido mismo de la fiesta de la Inmaculada Concepción que celebramos en el corazón del Adviento. Sí, María reconoce que ha sido privilegiada entre todas las mujeres, que ha encontrado el favor de Dios. Y fueron todos estos elementos los que la decidieron a abrazar el plan de Dios.
Sin embargo, María también era consciente de que su maternidad tendría consecuencias difíciles de aceptar en la sociedad y la cultura de su tiempo: era señalada, objeto de habladurías en las calles de Nazaret, y se arriesgaba a la pena de muerte por lapidación, como todas las muchachas de su época que se quedaban embarazadas antes o después del matrimonio. Ella aceptó afrontar este peligro, pero tenía plena confianza en el Señor, que nunca nos abandona cuando nos confía una misión.
En este tiempo de Adviento, María es el icono que se nos ha dado para acompañarnos en la espera de la fiesta de Navidad. Ella es el icono de la Esperanza, del Amor y de la Fe. Contemplémosla también nosotros, para que nos obtenga estas virtudes teologales, es decir, venidas de Dios, para que dejemos nacer al Señor en nosotros cada día, libre y confiadamente.
En diversos países de Europa está bastante difundidala tradición de rezar mil avemarías en los días previos a Navidad, como devoción de Adviento.
Se suele empezar el 29 de noviembre, haciendo 40 avemarías cada día, y
así en 25 días se llega a las mil el 23 de diciembre, pero siempre es
posible organizarlas de otras maneras. Es una forma de prepararse para
la Navidad y el misterio de la Encarnación. Tambiénsirve de forma parecida a una novena, para pedir al Niño Dios una gracia especial por su cumpleaños.
Esta devoción nació a raíz de una aparición de la Virgen María y el Niño aSanta Catalina de Boloniaen 1445, la noche del 25 de diciembre. La religiosa clarisa, de 32 años entonces, oraba reflexionando sobre el misterio de la Navidad cuando vio a la Virgen con el Niño, y de hecho asegura quela Virgen le permitió sostener al Niño Jesús en sus brazos durante "la quinta parte de una hora".El Niño Jesús le dio un beso en la frente y le dejó una marca.
En memoria de esa aparición, las religiosas de ese monasterio, el de
Corpus Domini en Ferrara, cada año hasta el día de hoy en la noche santa
repiten 1.000 Avemarías. Y esa devoción se fue
difundiendo. Por ejemplo, se sabe que la practicaba Santa Faustina Kowalska. En los monasterios se concentran las mil avemarías en un solo
día o noche, pero entre los laicos lo común es repartir la recitación en
los días previos.
Catalina Vigri, conocida como santa Catalina de Bolonia (1413-1463) nació en esa ciudad italiana. Recibió una buena educación entre la nobleza, pero las diversiones mundanas no le atraían.
Primero se unió a una comunidad de damas devotas, terciarias de
inspiración agustiniana, que después pasaron a ser un monasterio de
clarisas, el de Corpus Domini, en Ferrara (donde están las tumbas de nobles de la casa de Este, incluyendo a la famosa Lucrecia Borgia).
Catalina pronunció sus votos en 1432 con 19 años, y moriría a los 40 años. En otra de sus visiones vio a San Francisco de Asís, quien le mostró sus estigmas.
Poco antes de morir dejó a sus hermanas un tratado de vida espiritual que se haría clásico en la vida religiosa, titulado Las siete armas espirituales,
que compara la vida del religioso con la guerra y las batallas: "Al
principio y al final de esta batalla se ha de pasar por el mar
tempestuoso, es decir, por muchas y angustiantes tentaciones y acérrimas
batallas". Y para ayudarnos a vencer en esta lucha, añade: "Os
presentaré inicialmente algunasarmas para que podáis combatir con eficacia la astucia de nuestros enemigos. Pero es necesario que quienquiera que desee librar esta batalla no deponga las armas, ya que los enemigos no duermen nunca".
Fue canonizada en 1712 por el Papa Clemente XI y su fiesta fijada el 9
de marzo. Muchos visitan sus restos incorruptos (aunque muy
oscurecidos, momificados).
Es habitual intercalar las 1000 Avemarías con unas meditaciones.
Proponemos estas (el texto considera que se rezan 4 decenas al día,
pero pueden ser muchas más si es necesario para llegar a las mil).
Texto y meditaciones de las 1000 Avemarías
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
A imitación de Santa Catalina de Bolonia, alabaremos a la gran Madre
de Dios por su sagrado nacimiento, con estos cuarenta saludos angélicos
para obtener de ella protección en la vida y asistencia en la muerte,
para que desde esta tierra de peregrinaje lleguemos a los lugares
eternos de Paraíso.
Primera decena: En primer lugar, rezando diez Avemarías y otras
tantas bendiciones, consideraremos el misterio inefable de la
Encarnación del Verbo, y la gran dignidad de la Virgen en haber sido
elegida Madre del Altísimo.
Ave María…
Segunda decena: En segundo lugar, con el rezo de diez Avemarías y
otras tantas bendiciones, meditaremos en la humildad del rey de los
cielos, que eligió un humilde hogar para su Navidad, y en la alegría que
tuvo María al ver nacer de ella en el pesebre al único hijo del Padre.
Ave María…
Tercera decena: En tercer lugar, con el rezo de diez Avemarías y
otras tantas bendiciones, recordaremos atentamente la perfecta
diligencia de la Virgen María, cuando cumplió los oficios de Marta y
Magdalena al contemplar a su hijo el Redentor y asistirlo como a un
tierno niño.
Ave María…
Cuarta decena: En cuarto lugar, rezando diez Avemarías, y otras
tantas bendiciones, consideraremos la gran reverencia con que María, más
en el corazón que en el pecho, la abrazó, estrechó, besó y adoró a Ella
y a nuestro Dios, hecho hombre por nuestro amor.
Ave María…
Último rezo, 23 de diciembre
Alabado sea Dios por siempre, porque a imitación de nuestro Santo,
hemos cumplido este devoto ejercicio: y roguemos a la Reina de los Ángeles que, como fruto particular, Ella, la Madre de Jesús y Madre
nuestra, se digne obtener para nosotros, en vida, un verdadero
arrepentimiento de nuestros pecados, y la salvación eterna del alma, en
nuestra muerte. Oh Dios, concédenos a tus fieles ser sostenidos por la
intercesión de Santa Catalina, por cuyas virtudes somos atraídos a tus
misterios. Por Cristo nuestro Señor.
En medio de las mil dificultades, problemas y aflicciones que nos rodean, ¡cuántas veces buscamos alguna forma de refrescarnos! Pero en un mundo de agitación y violencia, ¿dónde podemos encontrar consuelo? "Voz de Cristo, voz misteriosa de la gracia que resuena en el silencio de los corazones, susurras en el fondo de nuestras conciencias palabras de dulzura y de paz". ¡Gracia divina! Ésta es la única capaz de darnos verdadera tranquilidad de conciencia, paz de alma y dulzura de espíritu.
La gracia, este don preciosísimo de Dios, tiene un sagrario del que rebosa y se derrama sobre todos los que la desean: María Santísima. "Dios Padre reunió todas las aguas y las llamó mar; reunió todas sus gracias y las llamó María".
Un versículo del cántico evangélico del Magnificat proclama la causa de las innumerables maravillas de las que la Virgen se ha hecho receptora y administradora: "Ha visto la pequeñez de su Sierva, desde ahora las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lucas 1, 48). La Virgen Inmaculada se vació completamente de sí misma y se conservó sin la menor sombra de ambición; por eso, el Altísimo pudo colmar su alma con preciosos e inigualables torrentes de gracia, signo de su amor.
Desde esta perspectiva, la imagen de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa revela la relación que mantiene tanto con el Creador como con las criaturas.
Su vestido es muy sencillo y sin adornos; se la representa tal como se presenta a Dios. María Santísima se reconoce impotente ante el Todopoderoso, humilde ante la Grandeza, una nada ante Aquel que lo es todo.
Pero, al mismo tiempo, es posible comprender el modo en que el Señor la revela a la humanidad: desbordante de gracias, rica en todos los dones, siempre acogedora "con los brazos abiertos, [con] una sonrisa en los labios, llena de una amorosa invitación a acercarse y vivir un rato con Ella". Es la Mediadora de los dones celestiales, Madre de los que piden favores, de los miserables, de los afligidos, de los que necesitan su intercesión victoriosa.
Otro aspecto notable de la imagen es su blancura. Aparece toda blanca, porque alberga las intenciones más puras. Por otra parte, nos da una idea de luminosidad, de alguien que desciende de lo alto, mientras que el gesto de sus manos indica que está cerca y deseosa de hacerse presente para favorecerla y colmarla de bienes, con una intimidad maternal, majestuosa y amistosa.
¿No estará de acuerdo el lector en que la postura de la Soberana del Universo muestra una ligera inclinación hacia los fieles que se encuentran a sus sagrados pies? De rodillas ante Ella, sentimos la solicitud eterna que se despliega sobre cada uno de nosotros -por pecador que seamos-, predispuesta a levantarnos, sostenernos en sus brazos, acariciarnos con sus manos finísimas, envolvernos en su manto de seda, cubrirnos con su ternura más afectuosa y hacer desbordar el amor de su Corazón Inmaculado.
Encomendémonos, pues, confiados hasta el fin, en las manos de esta augusta Reina, tan rica en todos los dones, pero al mismo tiempo Madre nuestra, tan íntima y siempre dispuesta a atender todas nuestras necesidades.
Colin Faust es un héroe nacional de EEUU. Este sargento
de la Infantería de Marina participó en algunas de las misiones más
peligrosas en Afganistán como explorador avanzado. Lo
que nunca hubiera imaginado es que ni sus sofisticadas armas ni sus
compañeros pudieran salvarlo de un artefacto explosivo que le hizo volar
por los aires y le arrancó las piernas. Fue la Medalla Milagrosa que
llevaba encima la que le salvó la vida. Y eso que ni siquiera era
católico cuando ocurrió aquel suceso que le cambiaría la vida.
Este viernes se celebra la fiesta de la Medalla Milagrosa, la petición que la Virgen hizo en París en 1830 a Santa Catalina Labouré, una devoción muy viva y actual cuyos frutos son cuantiosos y sus testimonios aún más.
El de este marine de EEUU es un ejemplo más de la fuerza de esta Medalla Milagrosa. Faust recuerda que la llevaba puesta aquel 15 de octubre 2010
aunque no era católico. Tenía 21 años cuando su pie izquierdo pisó un
IED (artefacto explosivo improvisado), conocido popularmente como “bomba
caminera”.
La explosión lo elevó varios metros hacia arriba y asegura recordar
el verse suspendido en el aire. Su rifle apareció a 100 metros de
distancia. “Recuerdo estar extremadamente confundido… sin saber lo que acababa de pasar”, cuenta Colin a Catholic News Service.
Así, relata que su “primera reacción, mi instinto por la razón que sea, fue recitar una oración. Ni siquiera recuerdo lo que dije”.
Pero sí que recordaba perfectamente lo que portaba en aquel instante: una Medalla Milagrosa que le había dado su abuela católica, cuyo hermano era sacerdote y fue quien le dio esta medalla.
Hasta ese momento este marine no había pensado mucho en aquel objeto mariano que llevaba en el frente de guerra. Pero ahora es una medalla que venera y que ve como una clara señal de Dios.
De hecho, fue lo único que le quedó de lo que llevaba puesto el día de la explosión.
Desde ese momento llevó la Medalla Milagrosa cada día durante siete
años. Ahora la guarda para entregársela a su hijo cuando sea más mayor.
Cuando Faust recuerda aquel suceso ve todavía hoy muchas razones por las que su vida podría haber acabado en Afganistán, y no fue así.
En primer lugar este militar fácilmente podría haberse desangrado
si no hubiera sido por la rápida atención médica de un médico de la
Marina, quien le aplicó torniquetes en ambas piernas y en su brazo
izquierdo.
En segundo lugar, el helicóptero de evacuación médica tuvo que abandonar debido a la artillería pesada de los talibán que rodeaba la posición del soldado herido.
En tercer lugar,un médico trató de ponerle una inyección de
morfina para aliviar su dolor, pero desistió del esfuerzo cuando la
jeringuilla falló. Más tarde, Colin Faust se enteró de que la explosión debería haberle matado debido a la cantidad de sangre que había perdido.
Y por último, el peligro final llegó cuando un grupo de soldados lo colocó sobre una lona y corrió hacia una posición segura mientras recibían numeroso fuego enemigo.
Por ello, este exmarine afirma convencido de que la Medalla Milagrosa le ha servido como un recordatorio concreto de que Dios y María lo estaban cuidando.
De hecho, Faust había sido criado como luterano en Minnesota
y según creció su relación con Dios era totalmente “tibia”. Pero fue
tras la explosión cuando se volvió hacia Dios, gracias precisamente a la
Virgen. Y así fue como fue profundizando en la fe hasta unirse a la Iglesia Católica durante la Vigilia Pascual de 2018 cuando tenía 29 años.
En este proceso providencial, tras el accidente conoció a la que
sería su esposa, católica practicante, lo que también fue acercándole a
la Iglesia. Fue en un momento crucial, en plena recuperación de las numerosas secuelas que le dejó esta mina.
Cuando Colin conoció a Julia había pasado ya por numerosas cirugías y más de dos años de rehabilitación. La parte inferior de su pierna izquierda se perdió en la explosión y su pierna derecha resultó gravemente dañada mientras que su brazo izquierdo resultó también muy herido.
Se casaron el 15 de octubre de 2016, fecha del aniversario de la
explosión y tienen un bebé. Por mucho que a Faust le guste ser marido y
padre, su principal pasión es la fe. Está cursando una licenciatura en teología de la Escuela de Divinidad del Seminario de San Pablo.
La devoción mariana es una parte de su fe. Reza el Rosario cada día y se ha consagrado al Inmaculado Corazón de María.
Además, afirma que un pasaje del Evangelio marca su vida: "Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame".
Sin duda, Faust ha llevado una cruz en el sufrimiento de años de cirugía y rehabilitación,
y de tener que pasar el resto de su vida en una silla de ruedas. Pero
la forma en que habla de eso ahora indica que ha eliminado la
autocompasión de su vida. Ha sido reemplazada por una profunda sabiduría
por la que ha pagado un alto precio.
“Una paz gozosa reina en el alma cuando uno se da cuenta de
que todos los dolores, sufrimientos y momentos de prueba en esta vida no
carecen de sentido, sino que se convierten en el medio de santificación propia y ajena cuando se une a Cristo”, asegura este exmarine.
El futbolista brasileño Diego Alves, que jugó en España durante diez años de su carrera, acaba de anunciar su retiro.
En 2011, comenzó a jugar para el club Valencia en España. Diego Alves es conocido por su profunda fe cristiana. El día de su presentación en Valencia, asaltado por las preguntas de los periodistas, confesó sin pudor: “La Virgen me acompaña siempre. Soy una persona muy religiosa y ella siempre estará conmigo”.
Diego es muy apegado a la Virgen de Aparecida, y antes de cada partido, nunca deja de besar una pequeña medalla que proviene del santuario donde el Papa Francisco dedicó su pontificado.
"Es un regalo de mi tía, que era muy religiosa, en un momento en el que estaba pasando por cosas muy difíciles en mi vida", explicó; durante un encuentro con jóvenes católicos de España. “Ella me lo dio y me trajo mucho consuelo. Viví muchas cosas hermosas y comencé a conocer mejor a la Virgen". La Virgen también está dibujada en sus guantes de portero: “La llevo siempre conmigo, en cada partido, me da confianza y serenidad”.
Vincent Costa enfermó repentinamente. Debido a las secuelas de un infarto, ya no podía caminar correctamente. Este hombre de 55 años cuenta a Fides: "Estaba conmocionado y triste. No sabía qué hacer. Recurrí a la Virgen María. Recé el rosario todos los días. Poco a poco, volví a caminar correctamente. Desde entonces, siempre llevo un rosario en el bolsillo y lo rezo con regularidad".
Sharbon Rozario, de 21 años, estudiante universitario, cuenta que su padre había perdido su trabajo por enfermedad. "En un seminario organizado por la congregación de Santa Cruz, oí hablar del poder de la oración del rosario. Empecé a rezarlo todos los días, con fe. Recé a María y ella nos ayudó: mi padre se recuperó y encontró otro trabajo en un restaurante de Dhaka".
Juliat Gomes, una mujer de 45 años, cuenta que su hija no sacaba buenas notas en los exámenes escolares. "Recurrí a nuestra Madre del Cielo con la oración del rosario, pidiéndole que la ayudara y la iluminara: hoy, mi hija ha obtenido su certificado de estudios secundarios".
Como ellos, miles de católicos de Bangladesh se dirigen con fe a la Virgen María, invocando sus gracias y rezándole el rosario por sus necesidades cotidianas. Muchos fieles afirman que el rosario forma parte integrante de su vida diaria.
"La oración del rosario ayuda a traer la paz a las familias. El mes de mayo es el mes de María, por lo que es un momento privilegiado para rezar con fe y difundir la oración del rosario", afirma el padre Ruben Manuel Gomes, director pastoral nacional de la congregación de la Santa Cruz en Bangladesh.
El sacerdote de la Santa Cruz recuerda que, desde hace siglos, la Iglesia católica reserva todo el mes de mayo a la devoción a María, Madre de Dios. En Bangladesh, los católicos muestran un profundo respeto, una gran devoción y una gran gratitud hacia María y, especialmente durante el mes de mayo, participan en oraciones comunitarias del Rosario, vigilias y celebraciones marianas. "En los pueblos, las familias se reúnen cada noche para rezar juntas el rosario. Esta devoción se intensifica en el mes de mayo", explica.
En algunas regiones también se organizan "reuniones de devotos del rosario", en las que los fieles caminan en procesión, cantan himnos marianos y llevan estatuas de María por las calles. Las vigilias nocturnas de oración, como las de la parroquia de Padrishibpur, en la diócesis de Barishal, reúnen a los creyentes en la oración del rosario desde el atardecer hasta el amanecer. En otras regiones, los creyentes viven una novena de nueve días dedicada a la Madre María, pidiendo su intercesión. En mayo, se preparan y celebran oraciones y misas especiales en las iglesias de Bangladesh para honrar a la Virgen María, añade el padre Gomes.
Los religiosos de Santa Cruz organizan seminarios, reuniones y conferencias especiales para promover la devoción mariana, reuniendo a personas de todas las edades y fomentando una comprensión más profunda del significado y la misión de María en la espiritualidad cristiana. Esta sensibilización permite que la devoción a la Virgen llegue a personas de todos los ámbitos y enriquezca la fe de los creyentes de todo Bangladesh.
Cada año se distribuyen entre los fieles 200000 rosarios y 300000 imágenes de María. También se organizan concursos de arte mariano, añade, para representar de forma creativa la figura de María en la fe cristiana.
"Entre las invocaciones que los fieles dirigen con más frecuencia a la Madre María se encuentran: la oración por la paz, la curación y la intercesión por las almas difuntas de sus seres queridos. Todas estas prácticas reflejan la profunda devoción y el amor a la Virgen María dentro de la comunidad católica de Bangladesh", explica el padre Gomes. Y, en una época en la que las nuevas tecnologías se están extendiendo, "para ampliar la participación al máximo, a menudo retransmitimos el rosario en directo por Internet", concluye.
En cuanto a los fundamentos de la vida interior, no se puede hablar de la acción de Cristo, mediador universal, sobre su Cuerpo místico, sin hablar también de la influencia de María, mediadora.
Muchos, decíamos, se engañan pretendiendo alcanzar la unión con Dios sin recurrir constantemente a Nuestro Señor, que es el camino, la verdad y la vida. También sería un error querer ir a Nuestro Señor sin pasar por María, a quien la Iglesia llama, en una fiesta especial, Mediadora de todas las gracias. (...)
Sin llegar a esta desviación, hay católicos que ciertamente no ven suficiente la necesidad de recurrir a María para llegar a la intimidad con el Salvador. San Luis Grignion de Montfort habla incluso de "doctores que conocen a la Madre de Dios sólo de manera especulativa, seca, estéril e indiferente; que temen que se abuse de la devoción a la Santísima Virgen, que Nuestro Señor sea insultado por honrar demasiado a su Santa Madre. Si se habla de devoción a María, es menos para recomendarla que para destruir los abusos que se hacen de Ella"; parecen creer que María es un obstáculo para lograr la unión divina.
Hay, dice san Luis Grignion de Montfort, falta de humildad en descuidar a los mediadores que Dios nos ha dado a causa de nuestra debilidad. La intimidad con Nuestro Señor en la oración se verá grandemente facilitada por una verdadera y profunda devoción a María.
Rezar el Rosario siempre ha sido para mí una tarea ardua y sobre todo tenía grandes reservas, al no entender que rezar a los santos y a la Virgen no es una ofensa a Dios, todo lo contrario. No hay celos en el cielo. Todos se aman en Dios, unidos con Dios.
Sin embargo, había experimentado el poder del Rosario en algunas situaciones complejas y me habían sorprendido sus efectos.
Actualmente estoy pasando por un período de pruebas alucinatorias que descubro que están vinculadas a maldiciones y magia y que, en mi opinión, solo pueden resultar de un ataque a gran escala por parte del demonio que ataca implacablemente a mi familia.
¡Y esta mañana este llamado, en mi corazón, a apoyarme en esta arma que es el Rosario y que luego he rezado con facilidad y alegría! Alegría al saber que el pecador que soy no está abandonado por Dios, al descubrir que el Rosario es la oración ofrecida incluso a los pecadores más empedernidos y que la Victoria me espera al final de todas estas pruebas que encomiendo al Señor.
También soy perfectamente consciente de que estas pruebas son un tiempo de gracia que Dios me ofrece para enseñarme a orarle y a confiar en Él.
Mi conciencia del significado y el poder del rosario me quedó muy clara gracias a un debate que escuché en EWTN. Esto fue hace muchos años, cuando mi marido y yo estábamos volviendo a la Iglesia. Nos enfrentábamos al desafío de antiguos católicos y no católicos que estaban convencidos de que, al rezar el rosario, estábamos participando en la adoración de ídolos. Nos preguntábamos cómo podríamos explicar las oraciones del rosario de una manera que ellos pudieran entender.
Entonces, un día, escuché por casualidad a un sacerdote que hablaba en una conferencia transmitida por la cadena y discutía sobre el rosario. Dijo que el rosario era una meditación sobre los Evangelios y, más específicamente, sobre la vida de Cristo. Explicó que cada misterio destaca un acontecimiento de gran importancia durante la vida de nuestro Señor en la tierra y, por supuesto, las dos oraciones principales del rosario también provienen directamente de las Escrituras: el Ave María y el Padrenuestro. ¡Vaya! No es que no nos diéramos cuenta de que estábamos rezando y meditando sobre la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor, pero la forma en que el sacerdote lo explicó nos proporcionó un momento muy intenso de claridad y seguridad, e incluso nos ayudó a reafirmar nuestra decisión de volver a la Iglesia.
Dado que nuestros hermanos y hermanas protestantes sentían un gran amor por las Escrituras, mi marido y yo pudimos mostrarles que incluso el título de María, "Madre Bendita", proviene directamente de la Biblia. María, en el rosario, nos acerca más a Cristo mientras meditamos sobre los diferentes misterios.
No recuerdo que ninguno de esos amigos corriera a una tienda católica a comprar un rosario, pero sí les hizo detenerse y pensar en su significado. Más importante aún, creemos que ese intercambio con personas ajenas a la Iglesia, y el hecho de estar en el lugar y el momento adecuados para escuchar la explicación en EWTN, fue para mi marido y para mí lo que necesitábamos para apreciar más profundamente los dones de nuestra fe, incluido el rosario.
Cada vez que miramos a María, queremos creer en la fuerza transformadora de la ternura y del afecto. En Ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles, sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a los demás para sentirse importantes.
Mirándola descubrimos que Ella, que alabó a Dios porque “derribó a los potentados de sus tronos y despidió a los ricos con las manos vacías” (Lucas 1, 52-53), es la misma que nos da calor materno en nuestra búsqueda de justicia. Fue también Ella quien “guardaba consigo todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19).
Los ucranianos que lucharon en Donetsk y Kharkiv guardan cicatrices visibles de la guerra y un profundo trauma psicológico. Llegaron a Monte Athos en busca de momentos de reflexión y paz, en peregrinación sanadora.
Román permaneció en silencio por un momento, apoyado en sus muletas de metal frente al icono de la Virgen María. Luego, con reverencia, dejó sus muletas, como un soldado dejaría su arma, y se tendió boca abajo para orar. No se arrodilló, como es costumbre entre los fieles, porque le falta una pierna: resultó gravemente herido en una trinchera, en algún lugar al este de Ucrania. Con esfuerzo se levantó, besó el icono y murmuró algo que solo la Virgen María pudo oír. Luego sus compañeros lo imitaron, uno tras otro.
Román es uno de los 24 veteranos ucranianos de la guerra con Rusia, todos ellos afectados por un grave trastorno de estrés postraumático, que acudieron a Monte Athos, un santuario de consuelo, para rezar por la salvación de sus almas. La vida de Román cambió desde aquel día de 2015 cuando, durante una batalla cerca de Donetsk, fue herido y los médicos tuvieron que amputarle la pierna por encima de la rodilla. “Al principio fue difícil, pero poco a poco me fui acostumbrando y ahora trato de vivir con normalidad”, nos dijo.
Partió en buena salud para defender a su país, pero regresó de los combates marcado física y emocionalmente. A veces, en su desesperación, se decía a sí mismo: “Hubiera sido mejor si hubiera muerto”. Se inscribió en un programa de apoyo sicológico, lo que le ayudó, dice. También buscó escapar del túnel de su depresión a través del deporte. “Entreno casi todos los días y hago montañismo, incluso escalé los Cárpatos con muletas”. El deporte me ayuda mucho, me tranquiliza.
Cuando se le pregunta si sus compañeros enfrentan problemas similares, dice que muchos tienen dificultades psicológicas. “Muchos de los que fueron a la guerra, padecen de insomnio, pesadillas y sentimientos de culpa. Los jóvenes que sobrevivieron a las sangrientas batallas regresaron a casa vivos, pero con 'el alma rota' y se dirigieron a Monte Athos acompañados por tres capellanes militares. Se refugiaron en el santuario de la Santísima Virgen, en busca de la 'salvación del alma'”.